El tercer domingo de cuaresma

(Púrpura)

El Tema del Día: Dios quiere tener el primer lugar en nuestra vida, es decir, que quiere que le amemos con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.  Dado que nosotros no hemos cumplido con lo que exige Dios, Cristo vino a este mundo y obedeció la ley de Dios en nuestro lugar y murió en la cruz para pagar todos nuestros pecados.  Por consiguiente, qué nosotros con corazones agradecidos tengamos a Dios como lo más importante en nuestra vida.

La Colecta: Oh Dios, que ves que no hay en nosotros poder alguno: Guárdanos exterior e interiormente para que seamos defendidos de toda adversidad que pueda sobrevenir a nuestros cuerpos y de todos los malos pensamientos que puedan asaltar y dañar nuestras almas; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.

La Primera Lectura: Éxodo 20:1-17 Dios da a su pueblo Israel los diez mandamientos, estableciendo lo que exige de ellos en su ley moral.  Estos mandamientos se resume en la palabra “amor.”  Dios exige que amemos a él con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

1Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

3No tendrás dioses ajenos delante de mí.

4No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

7No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

8Acuérdate del día de reposo* para santificarlo. 9Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10mas el séptimo día es reposo* para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo* y lo santificó.

12Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

13No matarás.

14No cometerás adulterio.

15No hurtarás.

16No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

17No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

La Segunda Lectura: 1 Corintios 1:22-25 El mensaje que proclamamos de Cristo crucificado es “tropezadero” y “locura” para el mundo incrédulo, pero para nosotros, es el poderoso evangelio, las buenas nuevas de nuestra salvación.

22Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

El Evangelio: Juan 2:13-22 Jesucristo, en el principio de su ministerio en este mundo, purificó el templo, quitando a los vendedores de ello.  Dios y su Palabra no tenía el primer lugar en los corazones de esas personas, sino el dinero.  Cuando los judíos le preguntaron con qué autoridad hizo esas cosas, Cristo respondió con una predicción de su muerte y resurrección.

13Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, 14y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; 16y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. 17Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. 18Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? 19Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 20Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21Mas él hablaba del templo de su cuerpo. 22Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.

El Versículo: Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en él vida eterna.

Texto Sermón: Salmo 19

Al músico principal. Salmo de David.

1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,

Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

2 Un día emite palabra a otro día,

Y una noche a otra noche declara sabiduría.

3 No hay lenguaje, ni palabras,

Ni es oída su voz.

4 Por toda la tierra salió su voz,

Y hasta el extremo del mundo sus palabras.

En ellos puso tabernáculo para el sol;

5 Y éste, como esposo que sale de su tálamo,

Se alegra cual gigante para correr el camino.

6 De un extremo de los cielos es su salida,

Y su curso hasta el término de ellos;

Y nada hay que se esconda de su calor.

7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma;

El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.

8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;

El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.

9 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre;

Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.

10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;

Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.

11 Tu siervo es además amonestado con ellos;

En guardarlos hay grande galardón.

12 ¿Quién podrá entender sus propios errores?

Líbrame de los que me son ocultos.

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias;

Que no se enseñoreen de mí;

Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.

14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,

Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Dios nunca está lejos. Lo encontramos en su creación, en su Palabra y en el amor que muestra a sus creyentes

Este tiempo de Cuaresma es un tiempo de concentración. Cada año aprovechamos estos cuarenta días antes de Pascua para centrarnos un poco más en Dios. Mientras el resto del mundo continúa su camino, viviendo su vida normal como lo hace todos los días, nosotros los cristianos usamos la Cuaresma para prestar especial atención a nuestros pensamientos, palabras y acciones. Queremos usar este tiempo para recordar todo lo que Jesús ha hecho por nosotros. Es, en parte, la razón por la que la gente ayuna o renuncia algo como las redes sociales o comer chocolate durante estos 40 días antes de Pascua. Algunas personas lo hacen porque les ayuda a romper un mal hábito o comenzar uno nuevo y mejor, pero para los cristianos es un momento para buscar y pensar en Dios de manera más intencional.

Y tal vez parte de la razón por la que sentimos la necesidad de hacerlo es porque cuando miramos a nuestro alrededor, es difícil ver a Dios en cualquier parte. ¿Con qué frecuencia encontramos a Dios en nuestro día a día? Quizás no tanto como nos gustaría. Claro, decimos Dios Bendiga o gracias a Dios, pero ¿dónde está Dios cuando estoy en el trabajo, en el autobús o cuando estoy mirando mi teléfono? Cuando escuchamos las noticias y nos enteramos de todas las guerras, la violencia y las cosas terribles que están sucediendo, ¿dónde está Dios en todo eso? Tal vez el dolor, la enfermedad o la muerte han llegado a nuestras vidas como visitantes no deseados que no parecen querer irse pronto, y nos preguntamos, ¿dónde está Dios en todo esto? Bueno, hoy en el texto de nuestro sermón lo encontramos. Porque en verdad, hermanos, Dios nunca está lejos. Lo encontramos en su creación, en su Palabra y en el amor que muestra a sus creyentes

Si lees el libro de los Salmos, este Salmo te sorprenderá. No porque haya algo malo o extraño en ello, sino porque no te lo esperarías. Este Salmo está flanqueado por ambos lados por David pidiéndole a Dios que lo libere de sus enemigos y dándole gracias a Dios por salvarlo de esos enemigos. David vivió una buena parte de su vida huyendo de las personas que intentaban hacerle daño. Pero aquí, en este Salmo, se toma un momento para hacer lo que hacemos durante la Cuaresma y dirige nuestra atención hacia Dios. Aquí alaba a Dios no sólo por ser quien lo libró de sus enemigos, sino simplemente porque es nuestro majestuoso y glorioso Dios quien merece tal alabanza.

Y comienza a hacerlo maravillándose de la gloria de la creación de Dios.Escribe Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. La gente ha estado interesada en los cielos esencialmente desde el principio de los tiempos, y si alguna vez has ido al campo, entenderás por qué. En una ciudad como Medellín, en una noche clara y oscura, probablemente puedas contar unos cientos de estrellas. Pero una vez que te alejas de las luces de la ciudad y experimentas la verdadera inmensidad de la creación, simplemente te deja sin aliento. No puedes contar las estrellas. Es imposible. Simplemente son demasiados para siquiera comprender lo que estás viendo. Y los científicos que utilizan los telescopios más avanzados pueden ver millones y millones más.

Esta es una de las maneras en que Dios se revela a nosotros. En toda la creación vemos las manos de un creador. Desde la complejidad del cosmos hasta los detalles minuciosos de las moléculas y los átomos, desde la perfección artística de los ecosistemas terrestres hasta el hermoso caos de los océanos, todas estas cosas dan testimonio del hecho de que alguien puso todas estas cosas en orden. Por eso David escribió No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. El mundo intenta convencernos de que creer en Dios es una tontería o es sólo para gente sencilla. Pero sus explicaciones no logran demostrar cómo llegaron a existir la estructura y el orden del mundo si Dios no los hubiera escrito. El escritor de hebreos lo expresa de esta manera: Porque toda casa está hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

Pero nuestro universo no está compuesto exclusivamente por millones de estrellas, hermosos océanos y paisajes pintados. No, también hay cosas en la vida que son difíciles. También existen terremotos y enfermedades, tornados e incendios, volcanes y tsunamis. Y la imagen que obtenemos de Dios a partir de la creación también está coloreada por esas cosas. La pregunta que nos hacemos aún permanece: ¿Dónde está Dios en todas estas cosas?

Bueno, la verdad es que la creación no nos dice todo. En la creación encontramos un Dios que es sabio, poderoso y divino, pero todavía hay muchas cosas que no sabemos. ¿Quién es este Dios? ¿Qué hace este Dios ahora? ¿Cómo se siente este Dios por nosotros? No importa cuánto tiempo mires las estrellas en el cielo, no encontrarás una respuesta. En la creación encontramos un Dios, pero un Dios que aún está lejos. Para conocerlo mejor, necesitamos algo más.

Y eso es exactamente lo que nuestro Dios hace por nosotros en la Biblia. A través de las palabras de los autores bíblicos, encontramos una mejor imagen del tipo de Dios que tenemos. En ella, aprendemos acerca de un Dios que es santo e irreprochable. Un Dios que no miente ni cambia ni se equivoca. El Dios que creó el mundo entero, sí, pero también el Dios que, con mucho cuidado, también nos creó a nosotros. El Dios que encontramos en la Biblia, el único Dios que existe, es aquel que cuida de nosotros, en cuerpo y alma.

Y este Dios tiene un estándar, un estándar que llamamos La Ley. David escribe que esta Ley es perfecta, fiel, recta, pura, limpia y verdad. Dice que cambia los corazones y da luz a los ojos y dura para siempre. David continuamente alaba la Ley de Dios porque le habla del Dios del universo. La Ley de Dios refleja quién es él. Él es fiel, perfecto, puro y digno de confianza, y así también lo es su Ley, su estándar. Y por eso David llama deseables las leyes de Dios, más dulces que la miel y más preciosas que el oro. Para David, no hay nada mejor que aprender sobre el Dios verdadero y todas las cosas que él quiere que hagamos.

Pero aunque David no tiene más que alabanza para dar a Dios y su Ley, nuestra reacción podría ser un poco diferente. Tal vez eres como yo y cuando escuchas cuál es el estándar de Dios, no hay gozo, sino preocupación. Porque para estar con Dios, debes ser aquello que Dios es: perfecto y santo y limpio y verdadero. Para estar con Dios necesitamos amar al Señor con todo nuestro corazón, alma y mente. No podemos tomar el nombre del Señor en vano. Debemos honrar a nuestro Padre y a nuestra Madre. No robamos. No matamos. No codiciamos. El estándar de la Ley de Dios es claro: esto es lo que hay que hacer para estar bien con Dios.

Y lo que pasa con la Ley de Dios es esto: cuanto más clara tenemos una imagen de Dios, más clara tenemos de nuestra propia insuficiencia. No somos lo que Dios requiere que seamos. No somos santos, limpios y perfectos. No, somos todo lo contrario. Pecadores imperfectos, inmundos, que merecemos el castigo eterno por todos y cada uno de nuestros pecados. Nos han corrompido. Somos tan completamente depravados que ni siquiera conocemos ni comprendemos todo el mal que hacemos ante Dios. Las propias palabras de David encajan bien aquí: ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.

No es suficiente ser bueno ante Dios. Cada parte de nosotros debe ser tan libre de pecado como él lo es. Y simplemente no lo somos. La Palabra de Dios nos dice eso. Nuestra conciencia nos lo dice. Nuestra lucha con el pecado es constante. Quiero estar cerca de Dios, quiero encontrarlo. Pero cuando miro todas las cosas que hago, tengo que preguntarme: ¿realmente estoy corriendo hacia él o estoy huyendo? ¿Me parece deseable o detestable guardar los mandamientos de Dios? En mi pecado me separo voluntariamente de toda la rectitud y pureza de Dios, y sólo tengo la culpa yo mismo. David tiene razón, la Ley de Jehová es perfecta. Dios es perfecto. Pero ¿cuánto tiempo tenemos que mirarnos al espejo antes de confesar que no lo somos? En nuestra búsqueda de estar cerca de Dios, nos hemos alejado de él.

Pero la razón por la que Dios eligió que lo encontráramos en su Palabra fue para algo más que mostrarnos cuán lejos estamos de Él, sino para mostrarnos todo lo que Él hizo para estar cerca, muy, muy cerca de nosotros. No podemos ser la persona que Dios quiere que seamos por nuestra cuenta. No tenemos evidencia de bien para presentar ante Dios. Entonces, ¿qué hace David en este salmos? Pues cuando reconoce su pecado y su insuficiencia, va directamente a Dios con ellos. Nuevamente leemos: ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces será íntegro, y estará limpio de gran rebelión.

Por lo que la Biblia revela acerca de Dios, David entiende que buscar en sí mismo alivio de su pecado y dolor no le hará ningún bien. No, en cambio, presenta sus peticiones ante el Dios que se revela en el amor que muestra a sus creyentes.

Dios no nos necesita. A veces resulta sorprendente que la gente escuche esto. Pero Dios no nos necesita; él no necesita ninguno. Él es perfecto. Él está completo. No le falta nada. Y, sin embargo, Dios todavía nos ama. Dios todavía eligió crearnos. Eligió crear este mundo y no permanecer a distancia como un juez insensible, observando pasivamente todo lo que ocurre. No, él está íntimamente conectado con todo lo que ocurre en el universo. Cada estrella brilla porque Dios así lo quiere. Cada gobernante que ha llegado al poder sólo lo hace porque Dios así lo hizo. Cada flor que florece y cada pájaro que vuela es el resultado de la obra de Dios para que así sea. Y este mismo Dios, que creó el mundo, y que gobierna cada mínimo detalle, nos ama, nos cuida y no quiere estar lejos de nosotros.

Y él nos muestra ese amor en su hijo Jesús. Jesús es la respuesta a la oración de David pidiendo perdón y protección del pecado. Desde el principio de los tiempos, el pecado ha causado sufrimiento. Nos hace daño. Nos pone tristes. El pecado nos aleja de Dios y no hay nada que podamos hacer para reparar esa relación rota. Pero desde ese primer pecado en el jardín del Edén, Dios ha estado allí con la promesa de una solución, las buenas noticias de un salvador de la maldición de nuestro pecado. Y, por fe, David lo creyó. David confió en que el Dios que era lo suficientemente poderoso como para crear el universo lo amaba lo suficiente como para escuchar sus temores y preocupaciones. Estaba seguro de que Dios proporcionaría una manera de quitarle todos sus pecados, grandes y pequeños, para hacerlo integro y limpio de gran rebelión.

Y Dios hizo exactamente eso: Pablo escribe en Romanos: Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguna osara muriera por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

En este mundo vasto y complicado, encontramos a Dios más claramente en Jesús. Dios mismo, que descendió en carne, que soportó todo el dolor de este mundo, que cumplió el estander perfecto de Dios, que cargó sobre sí mismo el castigo que merecemos por nuestros pecados, que resucitó de entre los muertos y que lavó la suciedad de nuestro pecado, él no está lejos de nosotros. No, él hizo todo por nosotros para que pudiéramos estar cerca de él para siempre. Y mientras trabaja a través de su Palabra para llevar ese mensaje salvador de Jesús a nosotros y a los demás, finalmente podemos ver claramente dónde está Dios.

Dios usa todo en este mundo para señalarnos a Jesús, incluso cuando adopta formas que quizás no comprendamos completamente. La belleza de la creación, la abundante maldad en el mundo, nuestros éxitos, nuestras luchas, el dolor de nuestra conciencia culpable, Dios obra a través de estas cosas para dirigirnos a su Palabra. Porque en su Palabra verdadera, perfecta, pura y fiel, él nos muestra cómo nos ama y cómo, por muy dolorosa, estresante o aterradora que sea esta vida, él nunca está lejos de nosotros.

David termina este Salmo con una oración apropiada para este tiempo de Cuaresma. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Hermanos, aprovechamos este tiempo previo a la Pascua para ayudarnos a prestar especial atención a las cosas que Jesús ha hecho por nosotros, su vida perfecta, su muerte inocente y su resurrección. Y si bien durante todo el año buscamos vivir según la Palabra de Dios con la ayuda del Espíritu Santo, es en momentos especiales como este cuando, por fe, le pedimos a Dios que nos ayude a vivir vidas intencionales para que para que podamos seguir acercándonos a él, y, a través de nosotros, otros podrían encontrar a Dios en la obra salvadora de Jesús. En nuestro mundo Dios puede parecer tan lejano, tan distante, pero durante este tiempo de Cuaresma encontramos a Dios donde Él quiere que lo encontremos, acercándose a la cruz, para que un día, por la fe, nunca más tengamos que estar lejos de él. Amén.

Los Himnos:

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17        De tal manera Dios amó

18        Te saludo, Cristo santo

88        Sublime gracia

107      El Señor es mi luz

47        A nadie amaré como a Cristo

48        Busca primero el reino de Dios

49        Con el buen Jesús andemos

50        Cristiano soy

51        Dios de gracia, Dios de gloria

53        Seguidme a mi, dice el Señor

Culto Cristiano:

47        Cristo vida del viviente

114      Sabia, justa y toda pura (primera lectura)

142      Mi espíritu, alma y cuerpo

170      Precepto del Señor (primera lectura)

253      A los pies de Jesucristo

254      Firmes y adelante

255      Que mi vida entera esté

257      Mirad y ved a nuestro Dios

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