El decimonoveno domingo después de pentecostés

(Verde)

Tema del día: En los últimos dos domingos hemos hablado de las cruces que llevamos como cristianos.  Por causa del nombre de Cristo vamos a sufrir en este mundo.  Lamentablemente los sufrimientos no siempre vienen del mundo pecaminoso, sino también dentro la iglesia.  Los dones y bendiciones que Dios otorga, el diablo usa para causar celos.

La Colecta: Oh Dios, Fortaleza de todos los que en ti confían: Misericordiosamente acepta nuestra súplica, y puesto que por causa de nuestra naturaleza pecadora no podemos hacer ningún bien sin tu ayuda, concédenos tu gracia, para que, guardando tus mandamientos, te agrademos en palabra y obra; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

La Primera Lectura: Números 11:16,24-29 El punto de esta lectura es muy importante.  Dios nos da el ejemplo de Moisés, el cual en vez de ponerse celoso de los dones que Dios había concedido, se regocijó en el amor de Dios.  Nadie tiene todos los dones que Dios otorga al hombre, y entonces, en vez de ponernos celosos de los que tiene diferentes o más dones que nosotros, regocijemos con ellos y usemos nuestros dones para la gloria de Dios.

16Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo.

24Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo. 25Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron.

26Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. 27Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento. 28Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos. 29Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.

El Salmo del Día: Salmo 51

este salmo trata de los verdaderos sacrificios que le agradan a Dios y del verdadero pago por el pecado. Igual a la mayoría de los salmos que siguen, está vinculado con un incidente histórico en la vida de David. El Salmo 51 es el mejor conocido de los salmos penitenciales. Ha tenido una influencia importante sobre nuestra liturgia.

Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta.

1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

2 Lávame más y más de mi maldad,

Y límpiame de mi pecado.

3 Porque yo reconozco mis rebeliones,

Y mi pecado está siempre delante de mí.

4 Contra ti, contra ti solo he pecado,

Y he hecho lo malo delante de tus ojos;

Para que seas reconocido justo en tu palabra,

Y tenido por puro en tu juicio.

5 He aquí, en maldad he sido formado,

Y en pecado me concibió mi madre.

6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y seré más blanco que la nieve.

8 Hazme oír gozo y alegría,

Y se recrearán los huesos que has abatido.

9 Esconde tu rostro de mis pecados,

Y borra todas mis maldades.

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11 No me eches de delante de ti,

Y no quites de mí tu santo Espíritu.

12 Vuélveme el gozo de tu salvación,

Y espíritu noble me sustente.

13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,

Y los pecadores se convertirán a ti.

14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;

Cantará mi lengua tu justicia.

15 Señor, abre mis labios,

Y publicará mi boca tu alabanza.

16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;

No quieres holocausto.

17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;

Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;

Edifica los muros de Jerusalén.

19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,

El holocausto u ofrenda del todo quemada;

Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

La Segunda Lectura: Marcos 9:38-50 Así como vimos la semana pasada, los intereses de los discípulos son su propia gloria, en vez de la de Cristo.  Lo que Cristo quiere de nosotros es servicio humilde, sin orgullo, egoísmo y celos.  Esas cosas interfieren con el servicio a Dios y pueden causar tropiezo para otros.  Sería mejor perder miembros de nuestro cuerpo que caer en estos pecados e ir al infierno. ¡Qué siempre acudamos al perdón de nuestro Dios misericordioso!

38Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. 39Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. 40Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. 41Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

42Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. 43Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 49Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. 50Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. ¡Aleluya!

Texto Sermón: Santiago 4:7-12 En vez de quejarnos de que tan difíciles son la ley y las cruces que tenemos que llevar, Dios quiere que con corazones agradecidos le obedezcamos y luchemos contra la tentación.

7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

11Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 12Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

¡AMADOS DE DIOS DISFRUTEMOS NUESTRA VIDA DE SANTIFICACIÓN!

En las olimpiadas podemos ver mucha clase de deportes, algunos que son muy familiares y otros que en realidad no sabíamos que existían y tampoco sabemos cómo es el funcionamiento del mismo, pero hoy vamos hablar de un deporte mundial que todos conocemos y sabemos hacer: “el hablar de los demás”. Este sería un deporte que el premio se repartiría entre toda la humanidad porque merecemos la medalla de oro por hablar de los demás, casi nunca nos ha gustado hablar de nosotros o de nuestros problemas o nuestras cruces, nos fascina hablar de los demás. ¡Ojalá fuera el hablar bien de los otros! Lastimosamente, somos expertos en hablar mal de los demás y nuestro deporte favorito es murmurar a las espaldas de ellos.

En el libro de Números tenemos esta historia conocida donde María y Aaron hablaron contra Moisés porque se había casado con una mujer egipcia, ellos dijeron: ¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones. (Números 12:2) Este pecado que es contra el octavo mandamiento tuvo una consecuencia grave para María y Aarón, ella le dio lepra y cuando Aarón la vió tuvo miedo de ser contagiado. Pero este es un ejemplo de tantos que vemos en la Escritura, porque, aunque no lo creamos hay muchas historias donde el pueblo murmuro de Dios en el desierto, este pecado les trajo consecuencias de sed, hambre y muerte. En el Nuevo testamento escuchamos también que los enemigos de Jesús murmuraron de Él en muchas oportunidades para desacreditarlo y que las personas no creyeran en Él como el Mesías. Esto nos lleva a mirar nuestra vida de santificación y nuestra relación con el hermano en la fe y el prójimo. En el sermón del monte nuestro Señor Jesucristo hace referencia a este tema, usando las mismas palabras que Santiago en su carta. En la lectura para este sermón leimos: 11Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 12Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? La biblia cuando habla del pecado, lo hace directamente, ella no es como nosotros que creemos darle color al pecado coloreándolo para no mostrar lo que realmente es. La Ley de Dios es clara y nosotros no podemos juzgar la ley, es decir, no podemos opinar que es pecado o que no lo es, tenemos los diez mandamientos y ellos son claros. En esta oportunidad nos dice la Biblia que cuando murmuramos hacia un hermano en la fe, estamos juzgando al hermano y la ley, esto es un pecado contra el primer mandamiento porque estamos por encima de Dios y su Palabra.

Jesús en el Sermón del monte nos dice: 3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. (Mateo 7:3-5) Hipócrita, somos cada uno de nosotros, porque somos campeones mundiales de ver la paja, el defecto, el problema, la cruz, el pecado del otro y no vemos nuestro defecto, nuestro problema, nuestra cruz y nuestro pecado. Merecemos morir eternamente por ser murmuradores, María le dio lepra, Aaron tuvo miedo de contagiarse y nosotros merecemos ser echados en el infierno eterno para hacer compañía al murmurador mayor: el diablo.

En el pasaje para hoy hay unos versículos que nos traen paz y liberación del pecado, nos dice el escritor sagrado: 7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. Al ser murmuradores creemos que somos mejores que los demás y aún nos ponemos por encima de Dios y su ley, al juzgarla, pero el Espíritu Santo ha hecho que nosotros miremos la vida perfecta de Jesús, Él siempre se sometió a Dios, Él siempre lo tuvo en primer lugar, solo nos basta un versículo bíblico donde el diablo quería que Jesús murmurara de Dios y le adorara a Él, pero la perfección de Jesús fue evidente y por esto leemos en Mateo: Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. (Mateo 4:10). Esta respuesta de Jesús son palabras poderosas de perdón, son palabras donde Él se sometió al Padre celestial por amor a nosotros y encontramos el perdón de nuestro pecado en contra del primer y octavo mandamiento. Por esto hoy en vez de estar perdiendo el tiempo en juzgar la vida de los demás o ver la paja de ellos, nosotros solamente vamos a temer y amar a Dios, reconocemos que Él es lo primero en nuestra vida y por esto dejamos que el Espíritu Santo haga que Él sea lo primero en nuestras vidas antes de tomar una decisión, y esto es someternos a Dios.

Pero nuestra vida espiritual es un eslabón unido a la cadena del evangelio, donde el diablo emprende su campaña militar en atacarnos y hacer perder nuestra fe, la manera de resistir al diablo es estar armados con la Palabra de Dios, que buen tiempo invertido en nuestras vidas cuando estamos alrededor de la Palabra, cuando meditamos en cada versículo de la biblia y podemos ver nuestro pecado, el diablo no quiere que lo veamos, pero es por esto la importancia del Espíritu Santo en nuestras vidas, hace que veamos nuestro pecado y aquel que venció al diablo en la cruz, solo el evangelio nos hace resistir al diablo, solo el evangelio nos lleva acercarnos a Dios, mediante la sangre de Jesús quien fue a la cruz para pagar por cada uno de nuestros pecados, nunca es muy tarde, el sacrificio de su vida es el milagro de la gracia de Dios, un pecador arrepentido nunca es rechazado. Y cuando Dios se acerca a nosotros, suceden cosas buenas y su vida mejora en todos los aspectos. Lo mejor que sucede en nuestras vidas es tener manos limpias, esto es el arrepentimiento diario, todos los días usamos un jabón y agua para limpiarnos, pero esta limpieza es externa, el arrepentimiento es una limpieza interna que la fe en Cristo ha hecho, tenemos muchas bendiciones espirituales en nuestras vidas las cuales están enfocadas en Cristo Jesús. Al Someternos a Dios, resistiendo al diablo, al acercarnos al Señor y teniendo manos limpias evitan que seamos creyentes de doble ánimo, es decir que seamos cristiano que estemos jugando con el pecado y la gracia. Nuestro Dios nos ha bendecido purificando nuestros corazones, no vamos a colorear más el pecado dando respuestas religiosas, nuestra vida cristiana es real y por esto el mismo Espíritu Santo nos mantiene enfocados en la fe bíblica para dedicar nuestras vidas a Dios, esto lo hacemos ejerciendo el sacerdocio universal, estudiando y enseñando la Palabra de Dios a otros porque necesitamos enseñar que el pecado trae dolor, trae consecuencias terribles y por esto este pasaje nos llama a estar Afligíos, lamentad, y llorad , esto no quiere decir que la vida del cristiano es triste o amarga, es una vida con un balance adecuado usando la Ley y el Evangelio, es una vida donde sabemos que el arrepentimiento y dolor sincero es importante para nuestra vida y es una vida donde constantemente estamos humillados delante del Señor, no podemos hacer nada para ganar la paz con Dios o tener perdón por nuestros méritos, la Escritura siempre nos lleva a estar de rodillas delante de aquel único que es santo y perfecto, nuestro Dios Trino. Es por esto hermanos llevar nuestra vida de santificación guiados por todas estas bendiciones que vienen de Dios y su Palabra, nuestro alimento diario es indispensable en nuestras vidas para que nuestra fe sea gozosa, para que tengamos relaciones sanas en nuestro hogar, en nuestro matrimonio, con nuestros hijos y con los hermanos en la fe. La vida del creyente tiene dos componentes importantes el amor a Dios y el amor al otro. Este amor hace que podamos siempre estar enfocados en servir, en llevar nuestra cruz y lo más importante llevar el mensaje poderoso de la Palabra a otros. Amén

Los Himnos:

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

47        A nadie amaré como a Cristo

51        Dios de gracia, Dios de gloria

53        Seguidme a mí, dice el Señor

55        Serviremos al Señor

96        Con gran gozo y placer

102      Hoy, por los santos

Culto Cristiano:

128      Un solo fundamento

129      Castillo fuerte

131      Firme en la roca eterna

133      Amémonos hermanos

135      De la iglesia el fundamento

226      No habré de gloriarme jamás

229      Tal como soy

255      Que mi vida entera esté

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