Tercer Domingo de Adviento: Cuando el Señor se acerca, humilla a sus enemigos
Tema del Día:
El tiempo que precede a la Navidad suele ir acompañado de tensiones y conflictos. Vivimos en una sociedad en la que cada vez más personas se aferran al caparazón exterior de la Navidad mientras ignoran o niegan su esencia interior. Mientras el pueblo de Dios es testigo de este conflicto, las lecturas de este domingo transmiten un mensaje importante: una amable llamada de Dios al arrepentimiento.
Oración del día:
Escucha nuestras oraciones, Señor Jesucristo, y ven con la buena nueva de tu poderosa liberación. Aleja las tinieblas de nuestros corazones y llénanos de tu luz, porque tú vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y siempre. Amén.
Primera Lectura: Sofonías 3:14-17
Sofonías sirvió durante el reinado del rey Josías. Aunque se estaban haciendo reformas positivas, la falta de fe y la corrupción seguían siendo rampantes, y las naciones circundantes rondaban como aves de rapiña. Sin embargo, el Señor declaró que estos enemigos serían humillados. Lo que el Señor declara en estos versículos es emblemático del mensaje de todo el libro. El día del Señor está cerca. Será un día de juicio para sus enemigos y de liberación para su pueblo. Como resultado, la tristeza de paso a la alegría, el miedo a la calma y las manos inertes cobran vida para servir.
14Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. 16En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. 17Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
Salmo 130
La Iglesia canta el Salmo 130 en los servicios que hacen hincapié en el arrepentimiento y el perdón a través de la fe en Jesús. Martín Lutero dijo: “El Salmo 130 es un salmo de oración. El salmista confiesa que nadie es justo ante Dios, y que nadie puede llegar a ser justo por sus propias obras y justicia. Las personas sólo pueden llegar a ser justas a través de la gracia y el perdón de los pecados, que Dios ha prometido. El salmista profetiza a Cristo en el versículo 8, y todo el salmo se basa en esta promesa.”
Cántico gradual.
1De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
2Señor, oye mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.
3JAH, si mirares a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado.
5Esperé yo a Jehová, esperó mi alma;
En su palabra he esperado.
6Mi alma espera a Jehová
Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana.
7Espere Israel a Jehová,
Porque en Jehová hay misericordia,
Y abundante redención con él;
8Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.
Segunda Lectura: Filipenses 4:4-7
Aquí Pablo dice el mismo mensaje que habían proclamado el profeta Sofonías y el precursor de Cristo, Juan: El Señor está cerca. Traerá el juicio para sus enemigos y ya liberación para su pueblo. En lugar de frustrarte o enfadarte por la oposición al Evangelio, ¡Alégrate! En lugar de tomarte la justicia por tu mano o buscar venganza contra tus enemigos, deja que tu amabilidad sea evidente para todos. En lugar de preocuparte angustiosamente por lo que te deparará el futuro, lleva todas tus preocupaciones a Dios. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento nos guardará porque el Señor está cerca.
4Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Evangelio: Lucas 3:7-18
¿Qué significa ser enemigo de Cristo? Un enemigo de Cristo es alguien que rechaza sus dones entregados gratuitamente en el Bautismo y recibidos humildemente con fe arrepentida. Cuando Cristo regrese, él derribará a todos los que se le opongan. Sin embargo, reunirá y salvará a los que le reciban humildemente en fe. Esta buena nueva del arrepentimiento y del perdón nunca queda sin efecto. Produce naturalmente vida y fruto en las vidas de los que han sido perdonados.
7Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 9Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.
10Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? 11Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. 12Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. 14También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
15Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, 16respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
18Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.
Jesús es el camino al verdadero gozo.
Hermanos en Cristo, ¿cuál ha sido el momento más alegre en su vida? ¿Una boda? ¿Cuándo su equipo ganó El Clásico de fútbol? ¿Una celebración de la Navidad con su familia? Queremos gozo. Esta sensación de alegría es algo que no queremos perder. Y por eso continuamente estamos buscando más gozo en comida, entretenimiento, deportes, televisión, viajes y relaciones personales.
Pero ¿han ustedes encontrado un gozo que nunca se va? ¿Esta mañana, ustedes tienen gozo? La Navidad—este día de gozo—está muy cerca. Se supone que las luces, la música, la comida y la familia deben traer gozo. Pero de pronto ha perdido a un ser querido o tiene desafíos en su vida. Y por eso, esta Navidad usted no está muy alegre. Aunque las cosas en este mundo pueden traernos un gozo temporal, todavía estamos buscando un verdadero gozo.
La multitud, los publicanos y los soldados en nuestro texto vinieron al desierto para buscar algo más. Tal vez ellos eran como nosotros, buscando un verdadero gozo. Ellos pensaban: “Hay un hombre diferente en el desierto. Él lleva puesto pelo de camello. Él come langostas y miel silvestre. Él predica un mensaje diferente”. ¿Tiene Juan el Bautista un mensaje de verdadero gozo? Vamos con la multitud y veamos por nosotros mismos.
Pero cuando llegamos a Juan, ¿qué escuchamos? Él dice, Haced frutos dignos de arrepentimiento (v. 8) ¿cómo? Ser generosos con otros, dando túnicas (v. 11), contentarse con su salario (v. 14). Sin los frutos de arrepentimiento, El hacha está puesta a la raíz de los árboles…todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego (v. 9). No sé para ustedes, pero a primera vista, este mensaje no me parece como un mensaje de gozo. Cuando pienso en arrepentimiento, no pienso en gozo. Cuando leo esta sección me siento mal. Recuerdo que Dios exige que yo cumpla todos los mandamientos, que yo ame a Dios y que yo sirva a mis prójimos como Juan describe. No he hecho esto. Este mensaje me trae tristeza y miedo en vez de gozo.
Es correcto que nos sintamos mal cuando estamos leyendo este texto porque somos pecadores. Pero ¿debe haber algo más, cierto? Si. Cuando leemos este texto, es importante recordar el contexto en el que Juan predicaba: Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo (v. 18). Como escuchamos en el evangelio la semana pasada, el propósito de la predicación de Juan era que toda carne (vería) la salvación de Dios (v. 6). Aunque Juan predicó la ley, él siempre la predicó en el contexto de Jesús y el perdón del pecado: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). El arrepentimiento que trae el verdadero gozo depende de Jesús. A través del arrepentimiento, Jesús es el camino al verdadero gozo.
Arrepentimiento es un concepto muy importante. Arrepentimiento no es algo que hacemos para ganar perdón o mejorar nuestra posición en frente de Dios. Arrepentimiento es algo que Dios produce en nuestros corazones por la ley y el evangelio. Cuando reconocemos que somos pecadores que no podemos salvarnos, miramos a Jesús, nuestro salvador. Cuando huimos de nuestros pecados, confiamos en Jesús por nuestro perdón. No podemos arrepentirnos sin ver a Jesús. Cuando experimentamos la culpa y la vergüenza es quitada de nuestros hombros a través de arrepentimiento por la obra del Espíritu Santo, nos damos cuenta de que Jesús es el camino al verdadero gozo. Es por esto que queremos hacer buenas obras en agradecimiento a Dios. Somos movidos por el evangelio para hacer los frutos de arrepentimiento que Juan menciona al responder a la pregunta de la gente: ¿Qué haremos?
Pero espere un momento. ¿Estas acciones aquí no les parecen como algo que siempre les trae gozo? Si soy honesto, a mí no me trae gozo siempre. Aunque, como un cristiano, me gusta servir a otros, definitivamente hay momentos en mi vida en los que no quiero producir estos frutos de arrepentimiento. Quiero conservar mis cosas para mí mismo. Yo creo que vivir para otros no me trae gozo.
¿Por qué? Tal vez me gusta el mensaje que soy salvo por la obra de Jesús, pero ¿los frutos de arrepentimiento? No quiero hacerlos. De pronto creo que, porque soy un cristiano, no necesito hacer buenas obras, porque ya soy salvo. Estas son tentaciones de nuestro viejo hombre, el mundo, y el diablo. Estos quieren que pensemos que los frutos del arrepentimiento no son cosas que los cristianos quieren hacer, o no son acciones que nos trae gozo. Estos quieren que nosotros pequemos contra los 3 primeros mandamientos por no atesorar a Dios por su perdón, y contra el resto de los mandamientos por no vivir por el bienestar de nuestros prójimos.
Estos pensamientos son peligrosos, porque en estos momentos, somos como los fariseos. Ellos pensaban, “Yo soy una parte del pueblo de Dios. Tengo a Abraham por padre. No necesito arrepentirme ni producir los frutos de arrepentimiento”. ¿Pero qué dijo Juan? No comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras…todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego (v. 9). Ellos no se dieron cuenta de que arrepentimiento es algo que afecta todo nuestro ser y corazón. Ellos no pensaron que el arrepentimiento y la necesidad de hacer frutos de arrepentimiento les traerían el verdadero gozo.
Estos pensamientos pecaminosos son la causa por la que Dios nos da el oficio de las llaves (Mateo 18:15-22). Cuando tenemos pensamientos pecaminosos, necesitamos a alguien para reprendernos. Dios quiere que recibamos las bendiciones que el arrepentimiento nos trae. No podemos recibir el perdón de nuestros pecados si fingimos que nuestros pecados no existen. Dios sabe que, a través del arrepentimiento y la fe en Jesús, tendremos mucho gozo—el gozo del perdón y el gozo de vivir para otros. Y es por esto que Dios envió a Juan para predicar a la gente. Juan reprendió a la gente para que ellos miraran la necesidad de un salvador y para que ellos vieran que tenían un salvador—Jesucristo. Juan quería que la gente mirara que Jesús es el camino al verdadero gozo.
Juan dijo: Yo a verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego (v. 16). Me imagino a Juan diciendo estas palabras con mucha alegría y voz exitosa. Juan podía advertir a la gente para arrepentirse, pero Jesús era la única persona puede cambiar el corazón: “Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados” (Salmo 130:8).
Jesús encontró el verdadero gozo en salvarnos. “Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio” (Hebreos 12:2). Jesús sabía que “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). Jesús quería pasar toda la eternidad con nosotros, aunque él tenía que sufrir mucho en su muerte.
Cuando reconocemos qué tan horrible era nuestro estado y cómo Jesús nos salvó, entendemos que es mejor dar que recibir. Solo por la obra de Jesús podemos tener el deseo para servir a otros. Como el salmista explicó en Salmo 130:3-4: “JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.” Queremos servir a Dios en reverencia por su perdón. Servir a otros nos trae verdadero gozo, como le trae gozo a Jesús. Por los frutos de arrepentimiento Jesús es el camino al verdadero gozo.
Los frutos de arrepentimiento producidos por el Espíritu Santo son diferentes para cada uno de nosotros. Es por eso que Juan sugería frutos diferentes para cada persona. Entonces, piensen: ¿Como yo podría producir el fruto de arrepentimiento en mi vida? ¿Cómo puedo servir a los demás en mi familia, en mi iglesia, en mi trabajo o en mi comunidad? Reconociendo que Jesús es el camino al verdadero gozo, ¿cómo puedo recibir este gozo y llevar gozo a otros en mi servicio?
Mientras esperamos el último día tenemos gozo. Por la obra de Jesús, tenemos “la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7). Podemos ver a Jesús y saber 100% que somos perdonados. Cuando Jesús venga en su segunda venida con su aventador en su mano, (él) limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará (v. 17). Aunque merecemos ser quemados en el infierno, por Jesús, conocemos que somos su trigo y él va a recogernos en el último día. Hasta entonces, vivimos una vida de arrepentimiento continuo, huyendo de nuestros pecados y confiando en nuestro salvador Jesús. Nosotros servimos a otros y producimos los frutos de arrepentimiento.
Aunque el arrepentimiento y sus frutos inicialmente no nos parece como algo que nos trae verdadero gozo, sabemos que Jesús es la única persona que nos trae el verdadero gozo. Cuando nos arrepentimos, vemos a Jesús y entendemos su amor. Nosotros miramos el gozo que su obra le trajo a Jesús, y en arrepentimiento tenemos el mismo gozo cuando servimos a otros. En este mundo, es imposible encontrar el verdadero gozo. Pero no con Jesús. Jesús es el camino al verdadero gozo, y por eso, tenemos el gozo continuo hasta que lleguemos al cielo. Amén.
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