Quinto domingo después de Epifanía

Mensajeros descubiertos-Los menos cualificados son los primeros enviados.

Tema del Día

Tal vez supondríamos que el Hijo de Dios seguiría enviando ángeles para que fueran sus mensajeros. En cambio, envía a seres humanos. Envía a personas que, en muchos casos, no sólo parecen carecer de las cualificaciones mundanas para servir como portavoces del Señor, sino que carecen de las calificaciones espirituales para estar en presencia del Señor, y mucho menos para hablar en su nombre.

Oración del día

Señor misericordioso, tú nos llamas y nos designas para proclamar la buena nueva de tu Hijo a pesar de nuestros pecados y debilidades. Purifícanos por tu gracia, elimina nuestras incertidumbres y obra a través de nosotros para llenar las redes de tu reino con los que están perdidos en las tinieblas de la muerte; por tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y siempre.

Primera lectura: Isaías 6:1-8

Para Isaías y el pueblo de Judá, el templo era un símbolo de santidad. Isaías oyó: «¡Santo, santo, santo, es el Señor de los ejércitos!» este cántico sagrado sobre el Señor que salía de estos labios santos, se dio cuenta que era un hombre impuro entre gente impura, no tenía nada que hacer en presencia de esta santidad. Sin embargo, en lugar de expulsarlo, el Señor proporcionó a Isaías la santidad que le faltaba.

1En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

6Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

Salmo 67

La Iglesia canta el Salmo 67 en los servicios que celebran la labor misionera. Se especula que se utilizaba en el culto del Antiguo Testamento justo antes de la bendición. Martín Lutero dijo: «El Salmo 67 es una profecía de Cristo. Predice que será el rey de todo el mundo, y que gobernará a la gente correctamente, es decir, con el evangelio. El pueblo será liberado del pecado para vivir para él en justicia y darle gracias con alegría. Los gentiles darán gracias a Dios, estarán alegres y le temerán, es decir, le servirán».

Al músico principal; en Neginot. Salmo. Cántico.

1Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga;

Haga resplandecer su rostro sobre nosotros;

Selah

2Para que sea conocido en la tierra tu camino,

En todas las naciones tu salvación.

3Te alaben los pueblos, oh Dios;

Todos los pueblos te alaben.

4Alégrense y gócense las naciones,

Porque juzgarás los pueblos con equidad,

Y pastorearás las naciones en la tierra.

Selah

5Te alaben los pueblos, oh Dios;

Todos los pueblos te alaben.

6La tierra dará su fruto;

Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.

7Bendíganos Dios,

Y témanlo todos los términos de la tierra.

Segunda lectura: Lucas 5:1-11

Jesús dijo: «También es necesario que yo anuncie en otras ciudades las buenas noticias del reino de Dios, porque para esto he sido enviado.» (Lucas 4:43). A raíz de esa enfática declaración, eso es exactamente lo que estaba haciendo. Su agenda de proclamación le llevó a las orillas de Genesaret, donde utilizó la barca de Simón para dirigirse a la multitud de gente que se había reunido para oírle.

1Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 2Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. 4Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. 5Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. 6Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. 7Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. 9Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, 10y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 11Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.

Texto Sermón: Romanos 10:12-17

Los pecadores que tiemblan ante la presencia de un Dios santo tienen dos opciones: Pueden someterse con fe a la justicia que Dios les proporciona o tratar de establecer una justicia propia (Romanos 10:3). En su carta a los Romanos, Pablo deja muy claro el resultado de cada una. Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo (versículo 13). El que no, no.

12Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

14¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! 16Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios

HERMANOS ¿QUIÉN HA CREÍDO A NUESTRO ANUNCIO?

Este tiempo de Epifanía nos ha servido para aprender muchas cosas de la obra de Dios mostrando a Jesús de Nazaret como el Mesías. Conocemos como el mismo Dios preparó su venida después de siglos de promesa, hasta que llego el momento de su venida al mundo, en la Navidad celebramos como Emmanuel, Dios con nosotros, vino a este mundo. Pero Dios no podía callarse de este gran acontecimiento y por esto envió ángeles para que anunciaran a los pastores que estaban cuidando ovejas en la noche que nació el Salvador esperado. Pero Dios no siempre usaba los ángeles para dar su mensaje, también usó a hombres como Isaías y Pablo por citar un ejemplo para que anunciaran este mismo mensaje a incrédulos para que llegaran a la fe y a creyentes para fortalecer la fe.

Hoy en día es un poco difícil hablar de la conversión porque muchos tienen la idea como la tuvieron muchos judíos que solo eran salvos por el sólo hecho de ser judíos y descendientes de Abraham, hoy escuchamos que muchos hablan de ser salvos porque pertenecen a una iglesia específica, puesto que la iglesia de roma afirma que fuera de la iglesia no hay salvación, y esto lo dicen para mostrar que todos los que son católicos romanos son salvos por el hecho de pertenecer a esta iglesia. Otros dicen que se han convertido, llegado a la fe por un testimonio, por un milagro que vieron o porque hicieron la oración de fe y por medio de esto ahora son creyentes. En ambas circunstancias que estoy mostrando Pablo en este capitulo 10 nos dice: 6No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); 7o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Pablo usa este estilo literario de la personificación para mostrar que muchos tratan de erigir un salvador por sí mismo, como si tuvieran que ir al cielo y bajar a Cristo a la tierra. O presumir que tienen que ir al abismo para traer a Cristo de vuelta de entre los muertos. Es claro hermanos que al diablo le gusta convencer al hombre que puede llegar a la fe por sus propios medios o por sus propios méritos y solo lleva a las personas a vivir lo que vivió el pueblo de Israel en los tiempos del profeta Isaías: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? (Romanos 10:16) o Pablo predicando a los mismos Judios: Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios (Romanos 10:3). Pero preguntémonos nosotros mismos: ¿Porqué somos creyentes? ¿Cómo llegamos a la fe? Estas dos preguntas nos llevan a reconocer que también tenemos el mismo problema que hemos estado hablando, porque el problema de fondo no solo es la conversión sino el poco aprecio que se tiene a la Palabra de Dios, este es el problema principal que muestra Pablo: 16Mas no todos obedecieron al evangelio. Nosotros hemos pecado también contra el tercer mandamiento porque no creemos en el poder y la suficiencia de la Escritura, esto lo demostramos cuando solo escuchamos la Palabra el día que nos congregamos, eso sino nos quedamos dormidos en las sillas del lugar donde escuchamos, o si no estamos distraídos con el celular en la mano contestando mensajes o atendiendo una llamada que en ese momento es más importante que escuchar la Palabra de Dios, o realmente ponemos freno al Espíritu Santo excusándonos que no leemos la Biblia porque no la entendemos. ¡Así es mis hermanos! Merecemos ir al infierno al igual que todos los que no creen en Jesús como su Salvador porque no solo pasamos por encima del tercer mandamiento, sino que nuestra falta de temor a Dios nos lleva a ser cristianos de nombre y no creyentes que estamos vivos espiritualmente.

Pablo escribió este capitulo inspirado por el Espíritu Santo mostrando su amor hacia sus paisanos judios, mostrándoles el problema que ellos tenían al rechazar el mensaje poderoso de la Palabra de Dios y creer que podian justificarse por las obras de la ley. El verso 3 muestra este problema: Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios. Pero nosotros hoy damos gracias a nuestro Dios porque no hemos tenido que ir al cielo o ir a una tumba a buscar a Cristo, Él nos buscó a nosotros, Él entrenó y mandó a sus apóstoles a predicar su Palabra como lo escuchamos hoy del evangelista Lucas: desde ahora serás pescador de hombres. (Lucas 5:10). Estudiando Hechos de los apóstoles vemos como éstos después de pentecostés cumplieron este mandato de ser pescadores de hombres y hasta nos presenta la historia de la conversión de Pablo. Pero estos hombres no eran ángeles, ellos eran igual que nosotros, pecadores, el mensaje de Dios no depende de quien lo predica, solo depende de su poder, Pablo afirma que este mensaje es dinamita de Dios. ¿Quién nos predicó a nosotros? ¿Un ángel del cielo? No, Dios usó a un pecador como lo somos nosotros para hablar de lo que necesitamos escuchar incomodando nuestro orgullo pecaminoso mostrando nuestro pecado, y llevándonos a los pies de Jesús. Hay una palabra clave en el mensaje de este día: Invocar, este es el acto de llamar a Dios, es una aplicación al segundo mandamiento, Él quiere que invoquemos su nombre por nuestra Salvación, 13porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Esta es nuestra riqueza hermanos, confesar que, en la vida perfecta de Cristo, en su sufrimiento, muerte y resurrección está nuestra salvación. Jesús siempre confió en el poder de su Palabra, conquistó a sus apóstoles por medio de ella y luego ellos hicieron lo mismo, conquistaron a muchos predicando la Ley y el Evangelio y ahora nosotros ¿qué vamos a hacer?

Pablo nos dice: 15 ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! No vemos el pecador que nos predicó, solo hoy damos gracias a Dios por los hermosos pies de esa persona que nos habló de nuestra necesidad, ser salvos por Jesús, por esto invocamos y confesamos nuestra fe con estas sencillas pero poderosas palabras que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. (Romanos 10:9). Y sólo nosotros podemos tener esta confesión verdadera por la Palabra de Dios, 17Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. ¡Que bendición que todos nosotros tenemos la Palabra de Dios la cual por medio de ella somos creyentes! Pero también tenemos la bendición de usarla para predicarle a otros la Ley y el Evangelio mostrándoles la necesidad de Jesús en sus vidas y el Espíritu Santo es feliz batiendo sus alas cada vez que un pecador habla la palabra a otro o otros pecadores, puesto que su poder hace cambiar vidas y corazones. Por esto mis hermanos en amor y agradecimiento a Dios vamos guiarnos por el segundo y tercer mandamiento para invocar, llamar a Dios en nuestras vidas y que otros también lo puedan invocar y confesar. En amor y agradecimiento a Dios vamos a orar por nuestros pastores, profesores, profesoras, misioneros y todos los que tienen un llamado público para que sigan fieles en la predicación de la Palabra, igualmente apoyamos con ofrendas para que tengamos a personas capacitadas y llamadas de tiempo completo para que cumplan lo que Pablo dice en estos versículos 14¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Y no confiemos en la persona que nos predica, confiemos en la Palabra de Dios porque ella es la que tiene poder para Salvarnos y llevarnos al cielo. Pero también demos gracias a Dios por los que nos predicó para estar en la fe, porque sus pies nos trajeron las buenas nuevas. Por esto mis hermanos, en este tiempo de Epifanía donde Jesús se ha mostrado como salvador de todo el mundo, sigamos cada uno de nosotros llevando este mensaje, predicando: 13porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Amén

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