SÉPTIMO DOMINGO DE PENTECOSTÉS
La oración enfocada reclama lo que Dios quiere para nosotros, no lo que nosotros queremos de Él.
Tema del Día
En cierto sentido, la oración nos resulta natural. A menudo definimos la oración como «hablar a Dios desde el corazón». Podemos orar en cualquier lugar, en cualquier momento, utilizando cualquier palabra. Eso no significa, sin embargo, que no necesitemos el enfoque para nuestra vida de oración que sólo Jesús puede proporcionar. Necesitamos centrarnos en la base de nuestras oraciones. Nuestras oraciones se basan en la relación única e inmerecida que tenemos con Dios.
Oración del día
Oh Señor, tus oídos están siempre abiertos a las oraciones de tus humildes siervos que acuden a ti en nombre de Jesús. Enséñanos a pedir siempre según tu voluntad, para que nunca dejemos de obtener las bendiciones que nos has prometido; por tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y siempre.
Primera lectura: Génesis 18:20-32
Las lecciones que Jesús enseña sobre la oración no se aprenden por mero asentimiento intelectual. Se forjan en el corazón del hijo de Dios a través de la prueba y la experiencia. En estos versículos el Señor enseña y Abraham aprende las mismas lecciones sobre la oración que Jesús enseñó en el Evangelio de hoy.
20Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. 22Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová.
23Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? 24Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. 29Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. 30Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. 31Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. 32Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.
Salmo 138
La Iglesia canta el Salmo 138 en los servicios que celebran la confesión pública de que Dios es un Salvador misericordioso. Encabeza la sección final de los salmos escritos por David. Martín Lutero dijo: «El Salmo 138 es un salmo de acción de gracias por todo tipo de ayuda frente a los enemigos. El salmista ora para que venga el rey de Cristo, especialmente para que los reyes reciban su Palabra y su enseñanza, den gracias por ello y le adoren. El salmo concluye con una oración para que Dios haga realidad su reino en la eternidad».
Salmo de David.
1Te alabaré con todo mi corazón;
Delante de los dioses te cantaré salmos.
2Me postraré hacia tu santo templo,
Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad;
Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.
3El día que clamé, me respondiste;
Me fortaleciste con vigor en mi alma.
4Te alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra,
Porque han oído los dichos de tu boca.
5Y cantarán de los caminos de Jehová,
Porque la gloria de Jehová es grande.
6Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,
Mas al altivo mira de lejos.
7Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás;
Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano,
Y me salvará tu diestra.
8Jehová cumplirá su propósito en mí;
Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de tus manos.
Segunda lectura: 1 Timoteo 2:1-7
Aunque Pablo esperaba visitar pronto a Timoteo en Éfeso, escribió esta carta para darle instrucciones sobre «cómo conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.». Esas instrucciones incluían enseñanzas sobre la oración.
1Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 5Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 7Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
Texto Sermón Evangelio: Lucas 11:1-13
Como respuesta perfecta a esa petición, el Padre Nuestro nos enseña primero cómo orar. Jesús nos enseña a dirigirnos a Dios como «Padre». Dios no escucha nuestras peticiones en función de su calidad o de nuestros méritos. En cambio, la vida de oración perfecta de Jesús, como el resto de su vida perfecta bajo la ley, nos es acreditada. Su mérito y la calidad de sus oraciones son nuestras por la fe. En consecuencia, también lo es el título que utiliza para dirigirse a Dios en la oración.
1Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 2Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 3El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 4Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
5Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, 6porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; 7y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? 8Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. 9Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
SEÑOR, ENSEÑANOS A ORAR
Coach, libros de crecimiento personal, youtubers, pastores, políticos y muchas personas más hoy en día hablan de cómo vivir en este mundo sin problemas y como ser más prósperos en todos los sentidos, también creen que tienen la fórmula mágica del conocimiento y sabiduria para vivir en un mundo ideal donde no haya pobreza, enfermedad y hasta muerte. Muchos hoy en día llegan al poder o llegan a tener mucho dinero mostrando una clase de vida que es efímera y mentirosa. Nuestros niños y jóvenes están creciendo escuchando y viendo todas estas cosas y por esto solo quieren vivir pensando en el dínero y la comodidad y nosotros los adultos queremos dejar a nuestra familia todo lo necesario para que no sufran en este mundo. ¡Queremos un mundo feliz! ¡Queremos hacer un cielo en este mundo! Estos pensamientos todos nosotros los tenemos y por esto tenemos nuestras posturas diferentes en cuanto a la vida y como vivir, pero en realidad nosotros como creyentes no podemos desconectar este mundo con lo que dice el Creador de todo.
Si estudiamos el libro de Apocalipsis, la revelación que recibió el apóstol Juan de las cosas que iban a pasar antes de la venida de Cristo por segunda vez, pero no solo es un mensaje para nosotros los creyentes, también los es para los incrédulos porque ellos viven en este mundo y sufren las mismas cosas que nosotros sufrimos por el pecado que afecta a todas las personas. En el capítulo 6 de Apocalipsis se nos habla de cuatro jinetes, esta visión que tuvo Juan muestra lo que estamos viviendo hoy en día: 1Vi cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes, que gritaba con voz de trueno: «¡Ven!» 2 Miré, ¡y apareció un caballo blanco! El jinete llevaba un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor, para seguir venciendo. 3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que gritaba: «¡Ven!» 4 En eso salió otro caballo, de color rojo encendido. Al jinete se le entregó una gran espada; se le permitió quitar la paz de la tierra y hacer que sus habitantes se mataran unos a otros. 5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercero de los seres vivientes, que gritaba: «¡Ven!» Miré, ¡y apareció un caballo negro! El jinete tenía una balanza en la mano. 6 Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no afectes el precio del aceite y del vino.» 7 Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que gritaba: «¡Ven!» 8 Miré, ¡y apareció un caballo amarillento! El jinete se llamaba Muerte, y el Infierno lo seguía de cerca. Y se les otorgó poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, el hambre, las epidemias y las fieras de la tierra. (Apocalipsis 6:1-8 NVI). Lo que realmente está viendo Juan es lo que es este mundo y lo que nosotros vivimos, cuatro jinetes es el número del mundo por los cuatro puntos cardinales y por esto los cuatro caballos con sus jinetes representan las cuatro influencias bajo las cuales estará la tierra mientras esperamos la segunda venida de Cristo. El primer jinete y caballo blanco es la influencia que tiene Jesús sobre la tierra con el poder de su Palabra, el segundo jinete de color rojo simboliza el mal que lleva el derramamiento de sangre por la influencia de la codicia, la ira y venganza que provocan guerras hasta el fin del mundo, el jinete del caballo negro el cual tenía una balanza en la manos, que usó para pesar alimentos, todas las creaturas de la tierra necesitamos de la comida, pero este jinete muestra como el precio de la comida es extraordinariamente alto, en su afán de hacer dinero los vendedores deshonestos pueden rebajar la calidad de los alimentos añadiéndoles otras sustancias o la básculas manipuladas y todo esto pronostican hambrunas. Y el cuarto caballo y su jinete amarillo, en el griego esta palabra significa enfermizo, el color por la falta de alimento se refleja en el rostro humano y por esto el nombre de este jinete es la muerte, esto muestra como la muerte hace parte de nuestras vidas. Luego de ver el significado de estos cuatros influencias podemos preguntarnos ¿Es esto lo que estamos viviendo hoy en día? La respuesta es un sí, las mismas señales antes del fin que leemos en Mateo 24 son las mismas cosas que muestran estos jinetes y es lo que vivimos hoy en día y la biblia, que es la Palabra de Dios nos asegura que este mundo cada día va de mal en peor, no estoy siendo trágico con esta realidad, estamos viendo lo que la Palabra de Dios nos dice y esto es la verdad.
Mis hermanos, cada uno de nosotros pecamos contra el primer mandamiento cuando al ver todo lo que está sucediendo en el mundo ponemos nuestra confianza en un hombre, bien sea un lider religioso que habla del evangelio social o la prosperidad, un político que promete quitarse el pan de su boca para ayudar a su país, un youtubers que dice la fórmula para ganar dinero y vivir en un mundo feliz. La Biblia nos dice: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. (Jeremías 17:5) Merecemos la muerte eterna y sufrir todas las consecuencias malvadas de este mundo a causa de nuestro pecado. Pero hoy que estamos aquí escuchando de la Palabra de Dios y cada vez que la leemos encontramos una gran esperanza en medio de tanta tragedia, la Paz con nuestro Creador y Salvador. Esta Paz dada por Jesucristo nos enseña hoy lo importante de la oración, lo importante de la persistencia con la oración en medio de un mundo lleno de vanidades, envidias, egoísmos y desesperanza. Enséñanos a orar es la petición que hizo este discipulo de Jesús al ver la manera que Jesús oraba tan frecuentemente, aquí vemos nuestro perdón, Jesús con su persistente oración demostró la confianza perfecta que tenía hacia el Padre Celestial. Juan el Bautista también enseñó a sus seguidores a orar y nosotros hoy estamos recordando como nuestros padres nos enseñaron a orar, como nosotros enseñamos a orar a nuestros hijos y como la iglesia por medio de los sermones y las clases nos enseña a orar.
Por la obra del Espíritu Santo, Jesús enseñó a sus discipulos y hoy a nosotros la oración del Padre Nuestro y lo útil que es orar en medio de este mundo lleno de tantos problemas a causa del pecado y del diablo que lucha cada día por tener el control de todo. Pero lo primero que Jesús nos quiere dar la seguridad con la oración, es que somos hijos de Dios, al empezar orando PADRE NUESTRO tiene mucho valor para nosotros hoy, desde el día de nuestro Bautismo y el momento de nuestra Conversión pasamos de ser hijos de la ira a ser hijos de Dios, Pablo escribió a los Gálatas 4:4-5 4Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Por la vida perfecta de Cristo, su sufrimiento, muerte y resurrección somos llamados hijos de Dios. Como hijos de Dios decimos: SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, y esto ocurre cada vez que enseñamos la Palabra con verdad y pureza y cada uno de nosotros por la obra del Espíritu Santo vivimos guiados con la Palabra, pero esto lo hacemos para que VENGA SU REINO, este vino a nosotros por la obra del Espíritu Santo que usa la Palabra de Dios para que vivamos piadosamente aquí en la tierra con la motivación de que pronto estaremos en el Cielo por siempre. Aquí es el momento donde usamos el primer mandamiento como guía, confiamos en nuestro Dios, no importa como sea nuestra vida en este mundo o lo que vivamos, porque oramos con confianza HAGÁSE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO, ASÍ TAMBIÉN EN LA TIERRA, tengamos la seguridad que Dios desbarata y vence todo plan y propósito malvado del diablo, del mundo y de nuestra carne pecaminosa, que no quiere que santifiquemos el nombre de Dios ni permite que venga su reino, Y la voluntad de Dios también se hace cuando él nos fortalece y nos guarda firmes en su Palabra y en la fe mientras vivamos. Pero recordemos los cuatro jinetes del Apocalipsis y Mateo 24 que hablan de todas las angustias que vivimos materialmente por el pecado que hay en el mundo, pero Dios nos manda en esta oración a decir: EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY, el pan cotidiano incluye todo lo que necesitamos para nuestro bienestar corporal, como comida, bebida, vestido, calzado, casa, hogar, campos, animales, dinero, bienes, conyugue piadoso, hijos piadosos, buenos trabajadores, buen gobierno, dirigentes honestos, buenos ciudadanos, buen clima, paz, orden, salud, honra, amigos leales, buenos vecinos y cosas por el estilo.
Mientras estemos en este mundo el pecado va a estar presente en nuestra vida y por esto nos enseña Jesús a orar diciendo: PERDÓNANOS NUESTROS PECADOS, PORQUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A TODOS LOS QUE NOS DEBEN, por la obra de Jesús en la cruz en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia (Efesios 1:7) ratificamos con esta oración que Dios no nos niegue el perdón que nos ha dado por su Gracia, ya que diariamente pecamos mucho y solo merecemos el castigo, pero también vamos a perdonar de corazón y con agrado a los que han pecado contra nosotros y han pedido nuestro perdón. Este mundo está lleno de tentaciones y esta petición NO NOS METAS EN TENTACIÓN, nos señala que Dios, en verdad, a nadie tienta, más suplicamos en esta petición que nos guarde y conserve, a fin de que el diablo, el mundo y nuestra carne pecaminosa no nos engañen ni nos conduzcan a creencias falsas, ni a la desesperación, ni a otros graves y vergonzosos pecado; y que, aunque seamos tentados por ellos, suplicamos que vamos a vencer y obtener la victoria porque la peor tentación que podemos tener es caer de la fe. Al orar MÁS LÍBRANOS DEL MAL, es la conclusión del Padre Nuestro y suplicamos que nuestro Padre Celestial que nos libre de todo mal que amenace nuestro cuerpo y alma, bienes y honra; y por fin, cuando llegue nuestra última hora, nos conceda un fin bienaventurado, y por su gracia nos lleve de este valle de lágrimas a morar con ÉL en el cielo. ¿Cómo vamos a orar diariamente usando esta oración o con palabras que salen de nuestro corazón? Con la parábola que cuenta Jesús en esta sección enseña sobre la persistencia, es decir, diariamente, pero hay una parte que Jesús nos da un cheque en blanco con nuestra oración: 9Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Y este cheque en Blanco es pedir siempre que el Espíritu Santo, es lo más importante para nosotros en este mundo y en este momento, porque somos templo del Espíritu Santo y Él es quién nos guía siempre confiando en nuestro Dios no importando cual sea nuestra condición en este mundo. Amén.
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