El último domingo de epifanía

 (La transfiguración de nuestro Señor)

(Blanco)

Tema del día: Jesucristo, el cual se humilló a sí mismo al venir a este mundo, en su transfiguración nos permite ver la gloria del único Hijo de Dios y oír el testimonio de su Padre.

La Colecta: Oh Dios, que en la gloriosa transfiguración de tu unigénito Hijo has confirmado los misterios de la fe por el testimonio de los santos profetas y apóstoles, y que en la voz que vino desde la nube resplandeciente manifestaste de antemano nuestra adopción como hijos tuyos: Dígnate misericordiosamente hacernos coherederos con el Rey de gloria y partícipes de su gozo; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.

La Primera Lectura: 2 Reyes 2:1-12 En un carro de fuego y con caballos de fuego, Dios llevó a Elías al cielo en gloria.  Cuando Dios nos lleva para estar a su lado en el cielo, nos llevará también en gloria a la victoria que es nuestro en Cristo Jesús, aún si no nos lleva en un carro de fuego.

1Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. 2Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el. 3Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.

4Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó. 5Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? El respondió: Sí, yo lo sé; callad.

6Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos. 7Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. 8Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco.

9Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. 10El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.

11Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. 12Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes.

El Salmo del Día: Salmo 148

Aleluya.

1 Alabad a Jehová desde los cielos;

Alabadle en las alturas.

2 Alabadle, vosotros todos sus ángeles;

Alabadle, vosotros todos sus ejércitos.

3 Alabadle, sol y luna;

Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.

4 Alabadle, cielos de los cielos,

Y las aguas que están sobre los cielos.

5 Alaben el nombre de Jehová;

Porque él mandó, y fueron creados.

6 Los hizo ser eternamente y para siempre;

Les puso ley que no será quebrantada.

7 Alabad a Jehová desde la tierra,

Los monstruos marinos y todos los abismos;

8 El fuego y el granizo, la nieve y el vapor,

El viento de tempestad que ejecuta su palabra;

9 Los montes y todos los collados,

El árbol de fruto y todos los cedros;

10 La bestia y todo animal,

Reptiles y volátiles;

11 Los reyes de la tierra y todos los pueblos,

Los príncipes y todos los jueces de la tierra;

12 Los jóvenes y también las doncellas,

Los ancianos y los niños.

13 Alaben el nombre de Jehová,

Porque sólo su nombre es enaltecido.

Su gloria es sobre tierra y cielos.

14 El ha exaltado el poderío de su pueblo;

Alábenle todos sus santos, los hijos de Israel,

El pueblo a él cercano.

Aleluya.

La Segunda Lectura: 2 Corintios 3:12-4:2 La ley fue dada a Moisés en una manera gloriosa, hasta que brilló la cara de Moisés por haber estado en la presencia de Dios.  Pero aunque fue dada en una forma gloriosa, no se puede usar la ley para ganar el cielo por causa del pecado.  Más glorioso que la ley es el evangelio que nos enseña a nuestro Salvador el cual cumplió con la ley para ganar por nosotros la salvación.

12Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

4

1Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derrama en tus labios. (Aleluya!

El Evangelio: Marcos 9:2-9 La historia de la transfiguración.  Cristo está en los últimos días de su vida aquí en este mundo, pero antes de ir a Jerusalén para sufrir una muerte terrible, se revela a sus discípulos en toda su gloria y recibe la aprobación de su Padre celestial.

2Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. 3Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 4Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. 5Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 6Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados. 7Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. 8Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo.

9Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos.

LA GLORIA DE DIOS ESTA EN NUESTRAS VIDAS HERMANOS

Por ser luteranos confesionales y no hacer milagros, no dar prodigios, no hablar en lengua muchos creen que la gloria de Dios no está en nosotros, en nuestra vida de creyentes. Todos hoy en día están como locos buscando la salud física, el bienestar material y un reino de los cielos sin problemas en este mundo y creen alcanzar la Gloria de Dios en sus vidas porque afirman que son bendecidos por Dios al cumplir todos los mandamientos. Hoy, increíblemente muchos creen tener la gloria de Dios porque creen que no pecan. Pero hay una verdad de todo esto en nuestras vidas como luteranos confesionales y es nuestra tibieza en nuestras vidas de creyentes, desafortunadamente nosotros no entendemos que es la vida de santificación movida por el evangelio y limitamos al Espíritu Santo en nuestras vidas no viviendo como corresponde. Muchas veces nos preguntamos: ¿por qué hay divorcios en nuestras congregaciones? ¿por qué nuestros hijos abandonan la fe? ¿Por qué somos tan pocos en nuestros grupos sembradores o en nuestras congregaciones? ¿Por qué tenemos peleas constantes con hermanos en la fe? Y la respuesta a estas preguntas es una sola, no dejamos que la Gloria de Dios impacte nuestras vidas en este mundo. Tenemos un problema con la obra del Espíritu Santo y esto se transforma en pecar contra la primer tabla de la ley, es decir, los tres primeros mandamientos porque la Palabra nos dice en Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.  Y nosotros sencillamente nos dejamos confundir por este siglo, por este mundo y dudamos de la Gloria de Dios en nuestras vidas y por esto merecemos la condenación eterna.

Hoy, damos gracias por este evangelio de la Transfiguración porque nos enseña a tener confianza en la Gloria de Dios en nuestras vidas, Pedro seis días antes había confesado: Tú eres el Cristo, esta confesión solamente la pudo hacer porque la Gloria de Dios estaba en su vida, es lo mismo que pasa con cada uno de nosotros, no podemos tener dudas de la Gloria de Dios en nuestras vidas porque somos igual que Pedro, confesamos la misma fe y esto solo sucede porque el Espíritu Santo vive en nosotros. Hay un personaje muy silenciado en la escritura, pocos hablan de él, Mateo 27:54 nos habla de este hombre que fue el encargado de la crucifixión de Jesús, al ser centurión recordemos que tenía 100 hombres a su encargo y podemos imaginarnos la magnitud de la fama del sacrificio de Jesús. Cada evangelio nos cuenta lo sucedido en ese viernes santo y podemos imaginarnos a este centurión muerto en sus delitos y pecados, al igual que nosotros, él y nosotros enemigos de Dios a causa de nuestros pecados, él y nosotros gozosos con nuestra carne pecaminosa haciendo el mal y amando las obras del diablo, pero conocimos la Gloria de Dios en Jesús, este centurión fue el responsable y  testigo de toda la crucifixión de Jesús y la Biblia nos dice: El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios. Mateo 27:54.  Este Centurión conoció y recibió la Gloria de Dios en el monte de la calavera, debajo de la cruz de Cristo se dio cuenta que el Hijo de Dios murió por sus pecados, que Él se sacrificó por Él y ahora nosotros que tenemos esta palabra en nuestras manos nos dice que somos espiritualmente igual de bendecidos que este centurión, que Pedro, Jacobo y Juan puesto que también por los ojos de la Fe, somos testigos de esta Gloria de Dios en la Transfiguración de Jesús, quien al mostrar su divinidad, mostró que es sin pecado porque es Dios, el mismo Dios vino a Salvarnos. Esta transfiguración de Jesús no fue un mero cambio de su apariencia, sino que podemos ver en estas palabras: resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. ¿Qué significa esto para nosotros? La divinidad de Jesús vino a salvarnos, la divinidad de Jesús está en nuestras vidas porque Él al estar en este mundo nunca pecó, porque Él fue el único que complació al Padre en los cielos perfectamente.

Siempre nuestro viejo hombre nos trae problemas frente a la Gloria de Dios y esto le sucedió a Pedro cuanto quiso hacer de este lugar algo perpetuo, quiso hacer de este lugar un espacio para la idolatría, nosotros pensemos las veces que frenamos la Gloria de Dios en nuestras vidas con nuestro propio pecado, aun siendo creyentes, pero continuamos disfrutando del amor de Dios en nuestro caminar, ese temor y miedo que tenían los apóstoles fue convertido en paz, el dolor que nos trae nuestro pecado, es convertido en paz, porque el mensaje desde la Nube nos recuerda la vida eterna que tenemos al lado de nuestro Dios Trino, este es mi Hijo Amado, a Él oíd, el centurión en la cruz lo escuchó y nosotros hoy lo escuchamos de igual manera y es la Palabra de Dios que estamos escuchando, quien nos asegura no solamente del perdón de nuestros pecados por Jesús, sino que esta misma Palara ha transformado nuestras vidas como lo dice San Pablo en la carta a los Romanos 6sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él, Romanos 6:6-7. La Gloria de Dios en el monte de la Transfiguración nos asegura que morimos con Cristo, vivimos con él y el pecado ya no nos domina, hoy somos diferentes y mostramos la Gloria de Dios en nuestros pensamientos, palabras y acciones.

Este domingo nos guía en la transición entre la Epifanía y la Cuaresma, pero más que una transición litúrgica, dejemos que el Señor Jesús, quien es nuestro Salvador, el Salvador del mundo sea visible en nuestros matrimonios, al decir no al pecado y haber muerto con Cristo, nuestro matrimonio y hogar será un reflejo de la Gloria de Dios viviendo en armonía, en oración, en estudio de la Palabra en casa, mostramos la Gloria de Dios en nuestras vidas cuando tenemos los ojos abiertos y hacemos el bien a otros hablando de Jesús, mostramos la Gloria de Dios en nuestra congregación con el trato hacia nuestros hermanos en la fe, tomando siempre sus palabras y acciones en buen sentido, orando con ellos y por ellos sin rencores y envidias, disfrutando el compañerismo porque sabemos que con estos hermanos estaremos en la vida eterna disfrutando la Gloria perfecta de Dios. Nosotros hoy damos gracias porque somos del círculo privado de Jesús, en ese momento solo les mostró su Gloria a estos tres cristianos, pero ellos se encargaron después de darnos la información, Pedro escribio en su segunda carta que fue testigo de esta Gloria de Jesús y aunque en el evangelio de Juan no aparece esta historia todo su evangelio está centrado en hablar de esta misma Gloria de Jesús, que es Dios, y hoy nosotros tenemos esta Palabra que no solo ha transformado nuestra vida sino que también hace que seamos instrumentos de Dios para transformar las vidas de los demás con el poder del Evangelio para que también mueran con Cristo y puedan confesar como el centurión debajo de la Cruz, este es verdaderamente el Hijo de Dios. Amén

Los Himnos:

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

29        Fruto del amor divino

32        Oh Verbo, humanado

63        A Dios demos gloria

64        A Dios, eterno y santo

70        Canten con alegría

72        Gloria al nombre de Cristo

75        Jubilosos, te adoramos

78        Señor, mi Dios

79        Te exaltaré, mi Dios, mi rey

Culto Cristiano:

37        Es bueno estar aquí

38        Jesús divino

78        De mil arpas y mil voces

79        Loores dad a Cristo el rey

80        Ved al Cristo, rey de gloria

82        A Cristo proclamad

86        Venid nuestras voces

257      Mirad y ved

294      Señor Jesús, eterno rey

404      Hosanna al Hijo de David

405      Jesús es mi rey soberano

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