El jueves santo

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El Tema del Día: El jueves santo es la noche en que nuestro Señor Jesucristo fue entregado por nosotros para sufrir una muerte horrible en la cruz.  En este día celebramos la institución de la Santa Cena y meditamos en la reconciliación y comunión que tenemos con Dios por medio del cuerpo y sangre de Cristo.

La Colecta: Oh Señor Jesucristo, puesto que nos has dejado en un sacramento maravilloso la memoria de tu Pasión: Concede, te suplicamos, que participemos de este sacramento de tu cuerpo y sangre de tal modo que los frutos de tu redención se manifiesten continuamente en nosotros; tú que vives y reinas con el Padre y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

La Primera Lectura: Éxodo 12:1-14 El Señor instruye a Moisés cómo hacer los preparativos para la pascua, el día en que Dios iba a salvar a su pueblo de las manos de los egipcios.  Este rescate por medio de la sangre del cordero pascual prefigura la salvación que viene por medio de la sangre del cordero perfecto Jesucristo.

1Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: 2Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. 3Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. 4Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. 5El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. 6Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. 7Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. 8Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. 9Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. 10Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. 11Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. 12Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. 13Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

14Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.

El Salmo del Día: Salmo 116

1 Amo a Jehová, pues ha oído

Mi voz y mis súplicas;

2 Porque ha inclinado a mí su oído;

Por tanto, le invocaré en todos mis días.

3 Me rodearon ligaduras de muerte,

Me encontraron las angustias del Seol;

Angustia y dolor había yo hallado.

4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:

Oh Jehová, libra ahora mi alma.

5 Clemente es Jehová, y justo;

Sí, misericordioso es nuestro Dios.

6 Jehová guarda a los sencillos;

Estaba yo postrado, y me salvó.

7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo,

Porque Jehová te ha hecho bien.

8 Pues tú has librado mi alma de la muerte,

Mis ojos de lágrimas,

Y mis pies de resbalar.

9 Andaré delante de Jehová

En la tierra de los vivientes.

10 Creí; por tanto hablé,

Estando afligido en gran manera.

11 Y dije en mi apresuramiento:

Todo hombre es mentiroso.

12 ¿Qué pagaré a Jehová

Por todos sus beneficios para conmigo?

13 Tomaré la copa de la salvación,

E invocaré el nombre de Jehová.

14 Ahora pagaré mis votos a Jehová

Delante de todo su pueblo.

15 Estimada es a los ojos de Jehová

La muerte de sus santos.

16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,

Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;

Tú has roto mis prisiones.

17 Te ofreceré sacrificio de alabanza,

E invocaré el nombre de Jehová.

18 A Jehová pagaré ahora mis votos

Delante de todo su pueblo,

19 En los atrios de la casa de Jehová,

En medio de ti, oh Jerusalén.

Aleluya.

La Segunda Lectura: 1 Corintios 10:16-17 En esta lectura, San Pabla destaca muy claramente que en la Santa Cena recibimos el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo.  Pero no solamente gozamos de una comunión con nuestro Dios, sino también con nuestros hermanos en la fe, compartiendo de un solo pan.

16La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

El Versículo: Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que él venga.

El Evangelio: Marcos 14:12-26 En la noche en que Jesucristo y sus discípulos celebran su última pascua juntos, Jesús instituye la Santa Cena.  En este sacramento recibimos lo que ganó por nosotros la redención, es decir, el cuerpo y sangre de Cristo.  Este sacramento fue dado como sello del pacto nuevo que tenemos en Cristo, como sello del perdón de los pecados.

12El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? 13Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? 15Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí. 16Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.

17Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. 18Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 19Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? 20El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. 21A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

22Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.

26Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

HIJOS AMADOS LA SANTA CENA ES UNA MARCA DE LA IGLESIA

Lastimosamente hoy muchos llevan vidas cristianas unidas a la superstición, cuando hablamos de esto claramente nos lleva al primer mandamiento que nos enseña a confiar en Dios sobre todas las cosas. En la lectura para este día vemos varias señales externas como el sacrificio de un cordero, pan, copa, cuerpo y sangre; cuando juntamos estas señales externas inmediatamente llega al hombre pecador una fórmula mágica que cree que tiene protección en este mundo para que pueda vivir sin problemas o sin pruebas. La superstición hace parte de nuestro viejo hombre y nos hace caer en la trampa de pensar y creer que todas las religiones en el mundo tienen señales externas y nosotros tenemos una más, porque creemos que el cristianismo y la iglesia vive de la moral, del conocimiento o del cumplimiento de la ley de Dios y creemos que estas señales externas nos llevan a tener experiencias divinas privadas y únicas, pero ¿nosotros como iglesia como vemos estas señales que habla este evangelio para este jueves santo?

La doctrina nos enseña a entender la misericordia y el amor de Dios y este evangelio para este día nos guía para que veamos la santa cena como una marca de la iglesia o una Señal externa. Cuando hablamos de este término pensemos en la bandera que se usa externamente para identificar a un país o en una cicatriz que tengamos en nuestro cuerpo o una señal que podemos hacer con colores en nuestras biblias. Esta marca o señal externa de la Santa Cena, Jesús después de subir a los cielos dejo este alimento para ayudar a su iglesia sobre la tierra en dos formas específicas. La primer forma sirve como signo externo y visible de la gracia de Dios a la iglesia de Cristo, esta marca esta visible para que todos la vean y la segunda bendición que vemos con esta marca, la Cena nos pone gráficamente el sello de Dios sobre los creyentes y de esta manera sella su amor por nosotros en terminos inequívocos como lo enseñó el Espíritu Santo en 1 Corintios 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. Por esto nosotros cuando no tomamos en serio esta marca de la iglesia estamos comportándonos como Adán y Eva después de pecar al querer seguir disfrutando de las comodidades del Edén y el compañerismo perfecto con Dios, pero fueron expulsados, 22Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Génesis 3:22-23. Aprendemos que el propósito del árbol de la vida era confirmar en Adán y Eva la posesión de la vida física. Dios allí mostró una diferencia con la relación de ÉL con Adán y Eva y podemos usar esto como ejemplo con la Santa Cena que nos sirve como límite de la comunión cristiana o el compañerismo. En los Corintios tenían el problema de tomar la Cena, la tomaron indignamente y Pablo inspirado por el Espíritu Santo escribio para arreglar esta situación pecaminosa, leemos en 1 Corintios 11 el probarse a uno mismo y discernir esta marca o señal externa de la iglesia. Pecamos contra el tercer mandamiento, es decir contra la Palabra de Dios, cuando compartimos la santa cena con un impenitente o nosotros no estamos arrepentidos de nuestro pecado pecamos contra la Santa Cena o el Evangelio dado en ella por no probarnos a nosotros mismos, cuando no estamos arrepentidos de un pecado el reino de los cielos es cerrado y el dictamen sobre nosotros es ser culpados de tomar indignamente el cuerpo y la sangre del Señor. Merecemos ser expulsados de tener comunión con Dios por no honrar la Palabra de Dios y abusar de la Gracia de Dios y por esto merecemos morir eternamente. Pero si nosotros teniendo el conocimiento de este sacramento al confesar que está presente el cuerpo y la sangre del Señor con el pan y vino, compartimos esta marca con aquellos que creen que es un solo simbolismo o que se convierten o se transforman en algo o la compartimos con aquellos que confiesan la salvación por obras también estamos pecando contra el mensaje de la Escritura y merecemos tener compañerismo con el diablo eternamente por descuidar la doctrina y abusar de la Gracia de Dios.

En la escuela del Espíritu Santo en este día se nos enseña con el evangelista Marcos la seriedad con la cual Jesús administró este sacramento, Pedro y Juan, como lo dice Lucas en su evangelio,  fueron los discipulos comisionados para ir y preparar el recinto alto para la celebración de la Pascua, todos los detalles dados por Jesús fueron muy claros, escoger a un hombre con un cántaro de agua era una señal única porque realizaba un oficio que era únicamente de las mujeres, pero también vemos que Jesús advirtió quien podía tomar esta cena con ÉL y por esto preguntó para llamar al arrepentimiento a Judas de cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Pero también Jesús dijo esto cumpliendo las palabras del Salmo 41:9 Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar. Pero el corazón de Judas pertenecía al diablo y salió para entregar y traicionar a Jesús con sus adversarios, Judas era evidentemente el impenitente allí y por esto no estaba cuando Jesús administró este sacramento, pero si Judas tomó del mismo simplemente recibió juicio de condenación. Todo esto nos muestra la sustitución de Jesús por cada uno de nosotros al cumplir el tercer mandamiento en nuestro lugar honrando perfectamente la Palabra de Dios y al confiar en el Padre de los cielos al dar a sus discipulos y a nosotros esta marca que hace que la iglesia y nosotros estemos vivos.

Pero Jesús al tomar el pan y decir esto es mi cuerpo, al tomar la copa y decir esto es mi sangre derramada por muchos y en otros evangelios leemos para perdón de los pecados vemos en estas palabras el sacrificio de Jesús en la cruz, el viernes santo Dios abiertamente reveló como en Cristo Jesús nuestros pecados son perdonados. Por esto cada vez que tomamos de la Santa Cena estamos recordando como fuimos perdonados y sellados por la obra de Jesús al sacrificarse como Cordero sin mancha, este cordero que sacrificaban en la Pascua era un tipo evidente de Cristo y su sacrificio. Cada vez que nosotros tomamos la Santa Cena nos devuelve al huerto del Edén, esta comida nos lleva de nuevo a una vida de puro deleite con Dios, igual que el fruto delicado en el árbol de la vida en el huerto, la Santa Cena trae gozo y deleite, pero no es un fruto en sí, sino la Palabra de Dios y su promesa que hacen la comida preciosa para comer, por esto la Santa Cena es nuestro nuevo árbol de la vida porque el fruto de la muerte de Jesús es la promesa que los que participamos en esta comida tenemos la vida eterna y nosotros los hambrientos espiritualmente comemos de este árbol de la vida y vivimos juntos y en compañerismo con Dios y con los hermanos en la fe por los méritos de Cristo, estas buenas nuevas nos fortalecen y nos mantienen en la verdadera fe hasta la vida eterna.

Por esto tomemos en serio este sacramento que es una marca o señal que identifica nuestra adoración como cristianos, por la obra del Espíritu Santo le damos el valor que necesita. El evangelio nos anima a llegar al servicio de adoración puntual porque la liturgia nos lleva por el camino de preparar nuestros corazones con la confesión de pecador para recibir el Evangelio, la Santa Cena. Esta confesión de pecados que hacemos de manera pública e individual tiene un papel importante en nuestra adoración porque estamos examinándonos a nosotros mismos, cuando escuchamos las lecturas y el sermón con detenimiento se nos muestra nuestro pecado y somos llevamos a los pies de Cristo, cuando nos examinamos a nosotros mismos y nos damos cuenta que tenemos una relación mala con un hermano en la fe somos animados a ir y arreglar las cosas con él porque en el momento de tomar la cena somos un solo cuerpo con el Señor y no podemos tener divisiones de doctrina ni de hermandad. También al recibir la Santa Cena estamos confesando nuestra fe en Jesús quien es completo hombre y completo Dios, por esto no tenemos dudas que Él esta no de manera mágica en el pan y en el vino, la fe que se nos ha dado nos ha dado la confianza en estas palabras unidas al pan y vino, toma y come este es el cuerpo de Cristo entregado por ti, toma y bebe esta es la sangre de Cristo entregada por ti y por esto no podemos celebrar la Santa Cena de manera simbólica, es decir no llevar los elementos a nuestra boca porque es evidente las palabras de Jesús que nos manda a comer y beber  nos asegura siempre que está presente corporalmente bajo la forma de pan y vino y que está ahí para nosotros y quiere darnos nuestra herencia, la vida eterna. Amén.

Los Himnos:

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17        De tal manera Dios amó

18        Te saludo, Cristo santo

28        El profundo amor de Cristo

39        No podemos caminar

41        ¡Oh buen Jesús!

42        Una espiga

88        Sublime gracia

90        ¡Oh Cristo de infinito amor!

105      Acuérdate de Jesucristo

107      El Señor es mi luz

Culto Cristiano:

46        Al contemplar la excelsa cruz

47        Cristo vida del viviente

54        ¿Vives triste y angustiado?

67        Santo Cordero

120-127 Los himnos para la Santa Comunión

165      Hay una fuente

202      Oí la voz del Salvador

229      Tal como soy

246      Mi fe descansa en ti

255      Que mi vida entera esté

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