El segundo domingo de la pascua

(Blanco)

Tema del día: Nuestra fe se basa en Jesucristo, nuestro Señor resucitado, el cual se revela en su Palabra.  En él tenemos la victoria.  En él tenemos la vida eterna.

La Colecta: Concede, te suplicamos, todopoderoso Dios, que los que hemos celebrado la resurrección de nuestro Señor podamos con la ayuda de tu gracia producir los frutos de la misma en nuestra manera de vivir; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

La Primera Lectura: 1 Juan 5:1-6 Cada quien que crea que Jesús es el Hijo de Dios comparte en su victoria y con corazón agradecido quiere obedecer sus mandamientos.

1Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. 2En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. 3Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

6Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.

El Salmo del Día: Salmo 16

Mictam de David.

1 Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.

2 Oh alma mía, dijiste a Jehová:

Tú eres mi Señor;

No hay para mí bien fuera de ti.

3 Para los santos que están en la tierra,

Y para los íntegros, es toda mi complacencia.

4 Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios.

No ofreceré yo sus libaciones de sangre,

Ni en mis labios tomaré sus nombres.

5 Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;

Tú sustentas mi suerte.

6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,

Y es hermosa la heredad que me ha tocado.

7 Bendeciré a Jehová que me aconseja;

Aun en las noches me enseña mi conciencia.

8 A Jehová he puesto siempre delante de mí;

Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

9 Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;

Mi carne también reposará confiadamente;

10 Porque no dejarás mi alma en el Seol,

Ni permitirás que tu santo vea corrupción.

11 Me mostrarás la senda de la vida;

En tu presencia hay plenitud de gozo;

Delicias a tu diestra para siempre.

La Segunda Lectura: El Evangelio Juan 20:19-31 En esta lectura, San Juan nos dice como Cristo apareció a los discípulos probando que había resucitado de entre los muertos.  Pero uno de ellos, Tomás, el cual no estuvo presente no iba a creerlo hasta que viera una «prueba» que Cristo había resucitado.  En su misericordia, Cristo apareció a ellos otra vez y dio a Tomás las pruebas que había pedido.  Sin embargo, (bienaventurados los que no ven, y todavía creen!  Estas cosas que el apóstol Juan escribió, las escribió para que creamos en Cristo para nuestra salvación.

19Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

24Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

26Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

30Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él.  Bienaventurados los que no vieron, y sin embargo creyeron. (Aleluya!

Texto Sermón Hechos 3:12-20 Después de sanar al hombre cojo, Pedro señala la fuente de saneamiento: Jesucristo nuestro Señor resucitado, y exhorta a la gente a arrepentirse y creer en él.

12Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? 13El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. 14Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, 15y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.

17Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. 18Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. 19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado.

LA PASCUA NOS LLEVA A CONFESAR LA FE EN JESÚS

Cada 3 de mayo en Colombia se celebra el día de la santa cruz, es muy normal para ese día ver en la calle a vendedores con cruces pequeñas y como tradición muchos rezan los mil Jesuses, es decir, mil veces dicen el nombre de Jesús acompañado de esta frase: “Si el día de mi muerte el demonio me tentare, mil veces yo diré… Jesús… Jesús… Jesús. Estaremos en este momento pensando en lo bueno de mencionar el nombre de Jesús y no de María u otro mediador, pero el punto a destacar en esto es que se menciona el nombre de Jesús como una obra para ser salvos. ¿Cómo usamos nosotros el nombre de Jesús o para que lo usamos? Este es un tema que compete al segundo mandamiento y al segundo artículo del credo apostólico porque nos enseña realmente quién es Jesús para nosotros, para el creyente de todos los tiempos.

Los apóstoles después de pentecostés entendieron que los tres años que pasó Jesús con ellos en la instrucción era el momento de ponerlo en práctica, ellos necesitaban mostrar al mundo quién era realmente Jesús. En el jueves santo ellos recibieron una promesa que el Espíritu Santo vendría a ellos para enseñarles y guiarlos, el Dios mismo no los dejaría solos, por esto nosotros hoy en nuestra confesión de fe, usando el credo Niceno, confesamos que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, el texto de hechos para este día nos da la evidencia del poder de la Tercera Persona de la Trinidad en los apóstoles. Todos nosotros sabemos que un lugar estratégico para los mendigos son los templos, es una manera de mostrar presión moral a las personas que salen de estos lugares para que puedan mostrar amor y misericordia, por esto es común ver a mendigos en las puertas de los templos para poder conseguir sus monedas y así el sustento diario. La Biblia no nos menciona el nombre de este hombre cojo, pero sí nos dice que estaba en esta condición desde que nació y cada día, tal vez sus familiares, lo ponían en la puerta del templo de Jerusalén llamada la Hermosa. Pedro y Juan siendo judíos estaban allí en la hora de la oración, que era todos los días a las tres de la tarde y vieron a este hombre con una gran necesidad, era el momento para estos apóstoles hacer sentir su fe en medio del templo, era la hora de mostrar que Jesús es el centro de la oración y la adoración para todo hombre y le dieron a este hombre cojo algo más valioso que la plata y el oro, por esto Pedro no dudo en decir: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

Esto muestra nuestro pecado en contra del nombre de Jesús, ¿Qué le ofrecemos a las personas cuando nos piden ayuda en dinero, en vestido o un lugar para descansar? Nosotros como creyentes hemos sido muy hospitalarios y dadores, pero ¿hemos hablado de Jesús a estas personas que necesitan esta ayuda? La respuesta es no, porque por naturaleza queremos que las personas a las que les ayudamos pongan sus ojos y confianza en nosotros, pecamos contra el segundo mandamiento cuando no usamos el nombre de Jesús para adorarle y no hemos adorado a Jesús cuando no predicamos a otros acerca de Él. La adoración no es solo un hecho de estar en un templo orando, cantando y mencionando el nombre de Jesús, la adoración es algo continuo en nuestras vidas que nos lleva a hablar de Jesús cada vez que tengamos oportunidad, las personas necesitan más que una ayuda material temporal, necesitan confesar a Jesús como su Señor y Salvador, necesitan ayuda eterna. Nosotros por no adorar a Dios como él quiere, merecemos la muerte eterna, porque nuestra falta de confianza en Él nos lleva a pecar en contra de su nombre.

Pero en la predicación de Pedro encontramos como el Espíritu Santo nos lleva el perdón, la audiencia de Pedro eran judios que habían rechazado a Jesús y presionaron a Pilato para que le asesinaran y por esto aprovecho este milagro para hablarles de Jesús y podemos ver las palabras que usó Pedro: Santo, Justo, Autor de la Vida, Ha resucitado, los profetas hablaron que el Cristo iba a padecer, todas estas palabras es una melodía de paz que suena en nuestros oídos, el Evangelio. Hoy nosotros estamos aquí confesando que Jesús es nuestro Señor, es lo que confesamos en el segundo artículo del Credo Apostólico y junto con estas palabras mostramos que Él vino a este mundo tomando nuestra naturaleza humana para ser nuestro sustituto, usó perfectamente el nombre de Dios para predicar a otros y esto lo hizo en nuestro lugar porque Él es Santo, sin pecado y Justo porque envía al infierno al que no cree en Él y al cielo a los que hoy por la obra del Espíritu Santo confesamos la fe en su obra Redentora, porque también Él padeció, fue a la cruz y lo hizo para recibir el castigo del infierno y la muerte para vencer al diablo y por esto hoy nosotros somos herederos del cielo e hijos de Dios. Estamos en el tiempo de la Pascua y estamos celebrando como Jesús venció la muerte, su resurrección muestra que nuestra fe no es vana, que nuestra fe está conectada con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, es decir, el Dios del Antiguo Testamento es el mismo del Nuevo Testamento y el mismo hoy, porque su Palabra es Eterna y ella no cambia y este es un Atributo único de Dios.

Esta Palabra es la que hoy nos sigue enseñando lo importante de seguir en la fe y hablar de Jesús en este mundo, nosotros no podemos esperar que otros confiesen la fe en Jesús por el poder de la Ley y el Evangelio porque es un caso de vida o muerte. Nosotros hemos pasado igualmente por una instrucción, no de manera directa como lo hicieron los apóstoles, pero si escuchamos la misma voz que ellos escucharon, la Palabra de Dios es la voz de Dios y por esto nosotros por la obra del Espíritu Santo somos como una vela que se enciende e inmediatamente empieza a alumbrar, nosotros desde el momento que llegamos a la fe por el Evangelio y los medios de Gracia como el Bautismo podemos empezar hablar de Jesús, nosotros tomamos la santa cena como una señal que Jesús está con nosotros con el pan y el vino recordándonos el perdón de nuestros pecados en su muerte. Por esto hablamos de Jesús a otros, esta es la verdadera necesidad que tiene todo ser humano y necesitamos entender que cuando ayudamos a alguien en una necesidad física lo hacemos movidos por el amor de Dios, pero también es el momento de hablar de Jesús y nuestra Salvación, hablar del Salvador y su resurrección y nuestra resurrección, hablar de la resurrección y la perfección con la cual estaremos en el cielo por siempre adorando a nuestro Dios. Hoy damos gracias a nuestro Dios porque no sabemos dónde exactamente queda la tumba vacía de Jesús en Jerusalén, y han construido un templo para adorar, idolatrar y por medio de esto tener fe. Pero nosotros hoy damos gracias por el poder del Espíritu Santo quien por medio de la Escritura nos llama Bienaventurados porque sin ver creemos y agregamos también hablamos. Amén

Los Himnos:

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

19-23   Los himnos para la Resurrección

98        (Muerte! )dónde está tu horror?

105      Acuérdate de Jesucristo

108      Esta es la fiesta

Culto Cristiano:

38        Jesús divino

69-77   Los himnos para la Pascua de Resurrección

78        De mil arpas y mil voces

82        A Cristo proclamad

246      Mi fe descansa en ti

335      (Cristo vive!

336      Del sepulcro tenebroso

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