El primer domingo después de pentecostés

(El domingo de la santísima Trinidad)

(Blanco)

Tema del día: La Biblia enseña claramente que hay un solo Dios, pero que este Dios es tres personas distintas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu los cuales todos son Dios completamente.  En el misterio de la Trinidad, Dios se revela como nuestro Creador, Redentor, y Santificador.

La Colecta: Todopoderoso y eterno Dios, que has dado gracia a tus siervos para confesar la verdadera fe, ensalzar la gloria de la eterna Trinidad y en el poder de la majestad divina adorar a la Unidad: Te suplicamos que nos conserves en esta fe y nos defiendas siempre en toda adversidad; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.

La Primera Lectura: Romanos 8:14-17 Dios por medio de su Espíritu Santo nos llama a ser sus hijos queridos y como hijos queridos, podemos hablar con nuestro Padre celestial con confianza.  Recibimos esta adopción por los méritos de Cristo.  El Dios trino es nuestro Salvador.

14Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

El Salmo del Día: Salmo 150

Aleluya.

1 Alabad a Dios en su santuario;

Alabadle en la magnificencia de su firmamento.

2 Alabadle por sus proezas;

Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.

3 Alabadle a son de bocina;

Alabadle con salterio y arpa.

4 Alabadle con pandero y danza;

Alabadle con cuerdas y flautas.

5 Alabadle con címbalos resonantes;

Alabadle con címbalos de júbilo.

6 Todo lo que respira alabe a JAH.

Aleluya.

La Segunda Lectura: Juan 3:1-17 Dios el Padre en su amor infinito envió a su Hijo Jesucristo para morir por nosotros pobres pecadores.  Por medio del evangelio en Palabra y Sacramento, el Espíritu Santo nos da la fe, haciéndonos nacer de nuevo.  Al creer, la salvación que Cristo ganó por nosotros llega a ser nuestra.  No hay duda, el Dios trino nos ha salvado de la condenación eterna.

1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos, llena está toda la tierra de su gloria. ¡Aleluya!

Texto Sermón:  Isaías 6:1-8 El profeta Isaías ve en una visión al Dios trino, el “Santo, Santo, Santo.”  Este Dios trino es a la vez santo y misericordioso.  En su santidad no puede permitir el pecado en su presencia, pero en su misericordia quita la culpa del pecador.  Ya que hemos sido purificados por el Dios trino, qué le agradezcamos al proclamar sus buenas nuevas a todo el mundo.

 1En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

6Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

EL SEÑOR DE LA IGLESIA GOBIERNA TODAS LAS COSAS PARA SU BENEFICIO

Hoy es un día muy especial para nosotros como cristianos porque estamos frente a un tema que es una doctrina fundamental, el Dios Trino, siempre Él ha tenido una relación con el ser humano, la cual va en una sola dirección, su amor y misericordia. Pero el ser humano a causa del pecado tiene muchas direcciones y vías para tener una relación con su Señor. Cuando nuestro Dios nos creó, nos dio a cada ser humano la capacidad de razonar, pero lastimosamente está corrompida por el pecado y ha llevado al hombre a tener vagas conclusiones de cuál es el Dios de la Biblia. Una de las tantas controversias que ha surgido dentro del cristianismo acerca de la esencia del Dios Trino, no viene de los incrédulos, viene del cristianismo mismo. Quiero contar algo de historia de como el mismo diablo ha atacado el cristianismo en contra de esta doctrina tan importante como el Dios Trino: La controversia surgió en la ciudad de Alejandría, cuando Licinio gobernaba todavía en el este y Constantino en el oeste. Todo comenzó en una serie de desacuerdos teológicos entre Alejandro, obispo de Alejandría, y Arrio, uno de los presbíteros más prestigiosos y populares de la ciudad. Aunque los puntos que se debatían eran diversos y sutiles, toda la controversia puede resumirse a la cuestión de si el Verbo era coeterno con el Padre o no. La frase principal que se debatía era si, como decía Arrio, “hubo cuando el Verbo no existía”. Alejandro sostenía que el Verbo había existido siempre junto al Padre. Arrio argüía lo contrario. Aunque esto pueda parecernos infantil, lo que estaba en juego era la divinidad del Verbo. Arrio decía que el Verbo no era Dios, sino que era la primera de todas las criaturas. Nótese que lo que Arrio decía no era que el Verbo no hubiera pre existido antes del nacimiento de Jesús. En esa preexistencia todos estaban de acuerdo. Lo que Arrio decía era que el Verbo, aún antes de toda la creación, había sido creado por Dios. Alejandro decía que el Verbo, por ser divino, no era una criatura, sino que había existido siempre con Dios. Cada uno de los dos partidos tenía —además de ciertos textos bíblicos favoritos—razones lógicas por las que le parecía que la posición de su contrincante era insostenible. Arrio, por una parte, decía que lo que Alejandro proponía era en fin de cuentas abandonar el monoteísmo cristiano, pues según el esquema de Alejandro había dos que eran Dios y por tanto dos dioses. Alejandro respondía que la posición de Arrio negaba la divinidad del Verbo, y por tanto de Jesucristo. Además, puesto que la iglesia desde los inicios había adorado a Jesucristo, si aceptáramos la propuesta arriana tendríamos, o bien que dejar de adorar a Jesucristo, o bien que adorar a una criatura. Ambas alternativas eran inaceptables, y por tanto Arrio debía estar equivocado. El conflicto salió a la luz pública cuando Alejandro, apelando a su responsabilidad y autoridad episcopal, condenó las doctrinas de Arrio y le depuso de sus cargos en la iglesia de Alejandría. Arrio no aceptó este veredicto, sino que apeló a la vez a las masas y a varios obispos prominentes que habían sido sus condiscípulos en Antioquía. Pronto hubo protestas populares en Alejandría, donde las gentes marchaban por las calles cantando los refranes teológicos de Arrio. Además, los obispos a quienes Arrio había escrito respondieron declarando que Arrio tenía razón, y que era Alejandro quien estaba enseñando doctrinas falsas. Luego, el debate local en Alejandría amenazaba volverse un cisma general que podría llegar a dividir a toda la iglesia oriental. En esto estaban las cosas cuando Constantino, que acababa de derrotar a Licinio, decidió tomar cartas en el asunto. Su primera gestión consistió en enviar al obispo Osio de Córdoba, su consejero en materias eclesiásticas, para que tratara de reconciliar a las partes en conflicto. Pero cuando Osio le informó que las raíces de la disputa eran profundas, y que la disensión no podía resolverse mediante gestiones individuales, Constantino decidió dar un paso que había estado considerando por algún tiempo: convocar a una gran asamblea o concilio de todos los obispos cristianos, para poner en orden la vida de la iglesia, y para decidir acerca de la controversia arriana.

  Podemos ver el ejemplo de esta historia como el hombre siempre está disparando en diferentes direcciones a cerca de la esencia de Dios, pero el Creador, Salvador y Santificador sigue intacto, estos ataques de parte del diablo no le ha hecho nada de malo porque Él sigue siendo el Señor de la iglesia que gobierna todas las cosas para su beneficio. Su amor y misericordia la vemos en las lecturas para este día, como trató con dos hombres, que al igual que nosotros son pecadores, Nicodemo y el profeta Isaías, ambos tuvieron un encuentro con Dios y ambos tuvieron temor de Dios. Podemos ver en estos dos personajes que ellos no trataron de dividir a Dios, o hacer una controversia acerca de quién es Dios en su vida. Ellos sencillamente se dejaron llevar por el Espíritu Santo para su beneficio, tener una relación única con el Dios que no cambia. Nicodemo necesitaba nacer de nuevo para poder tener fe en las señales que Jesús estaba haciendo, porque el punto clave de esta historia es cuando Jesús le muestra el amor de Dios a él y al mundo al ser levantado en la cruz para redención de todos los hombres, Nicodemo necesitaba nacer de nuevo para creer en esto. Isaías, inspirado por el Espíritu Santo uso una fecha para poder recordarnos a nosotros lo importante de su visión, la muerte del rey de Judá, Uzías. Esta visión que tuvo el profeta trajo en él mucho temor y creyó que iba a morir por ver algo acerca de Dios: vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. El profeta no está viendo a un rey cualquiera, se trata del Señor de la iglesia, que gobierna todas las cosas para su beneficio, Isaías vio el interior del santuario de Dios a los serafines que estaban en la presencia del Señor, tal vez dentro de los ángeles estos son los que tienen más jerarquía. Pero estos muestran también al cubrir su rostro que eran indignos de estar en presencia de la Santidad de Dios, y esta Santidad que hablamos es mostrada en sus palabras: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

   El mismo Dios Trino dijo a Moisés: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Éxodo 33:20, nadie puede estar frente a la Santidad de Dios, ningún ser humano puede estar frente a la santidad de Dios porque recibirá la muerte eterna por no ser santo. El no ser santo es lo mismo que ser pecador, nosotros hoy, necesitamos reconocer que hemos pecado en contra del primer mandamiento porque hemos querido estar por encima de nuestro Señor cada vez que pecamos y cada vez que queremos saber cuál es su esencia. Nuestra carne pecaminosa siempre nos lleva a ir en contra de Dios y creer que lo podemos dividir creyendo que son tres dioses, o cuando escuchamos a sectas afirmar que Jesús no es Dios y el Espíritu Santo es una fuerza, cada vez que escuchamos esto podemos ser tentados a caer en la falsa doctrina. Pero también nos podemos confundir al querer decir que Dios tiene tres caras, la del Padre, la del hijo y la del Espíritu Santo. Puedo poner más ejemplos de cómo nosotros hemos violado la esencia de Dios al querer cambiarla, al querer entender qué es la Trinidad y por esto merecemos estar en el mismo lugar que está Arrio, Cerinto y todos aquellos que han atacado al Dios Trino con la falsa doctrina, el infierno eterno y ahora necesitamos decir como el Profeta ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

   Por esto vino Jesús a este mundo, para hacernos parte del Dios Trino. Nicodemo escucho del nacer de nuevo con el agua y el Espíritu para tener fe, esto nos recuerda nuestro bautismo, allí bautizados en el nombre del Dios Trino no solamente se perdonó nuestro pecado original, sino también todos nuestros pecados y el poder del Evangelio hizo que creyéramos en Jesús, Pedro enseñó esto en el día de Pentecostés: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2:38. El profeta Isaías en su visión vió como un serafín tomó un carbón encendido y lo puso sobre la boca del profeta y dijo el profeta: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Nicodemo, Isaías y cada uno de nosotros hoy somos perdonados por el poder del Espíritu Santo que nos ha dado el Evangelio que nos lleva a Jesús, el don del Espíritu Santo es la fe que es la confianza en la vida de Cristo quien vino a este mundo siendo Dios, Emmanuel, Dios con nosotros enseño perfectamente la Trinidad al enviar a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Nuestro Redentor le dio todo el lugar que necesita el Dios Trino para nuestra Salvación y por esto también fue a la cruz, allí sufrió la muerte en nuestro lugar, recibió el castigo que nosotros merecemos por tener labios inmundos y nos redimió con su sangre preciosa y es por esto que nosotros hoy somos hijos de Dios, guiados por el Espíritu Santo y tenemos el espíritu de adopción, el cual podemos llamar a nuestro Dios Abba, Padre.

    El profeta Isaías después del perdón dado por el Dios Trino, el Santo, Santo, Santo. Recibió el llamado para ir a predicar a su pueblo, Nicodemo también nació de nuevo y la prueba lo vemos en la muerte de Jesús, allá aparece este hombre creyente y nosotros también hoy decimos: heme aquí, envíame a mí. Este es un tesoro que solo lo tenemos nosotros los bautizados y creyentes en el Dios Trino, por lo tanto, vamos a hablar a otros de la grandeza de este Dios Trino, no podemos entender su esencia, no podemos explicar como es un solo Dios y tres personas diferentes. Pero si podemos hablar la Palabra de Dios a otros para sean hijos, herederos de la vida eterna, podemos seguir bautizando a los infantes en el nombre del Dios Trino y esto es un testimonio para este mundo que aún Dios gobierna en los corazones de sus hijos, también damos gracias a Él porque es quien nos provee todo lo que necesitamos para vivir en este mundo y es quien tiene el control del mismo y por esto es Señor de la iglesia, él gobierna la iglesia para que ella, nosotros, vayamos con el poder de su Palabra para que está habite en los corazones de muchos, para que también en el día del juicio sean salvos por la obra del Padre que envió a su Hijo y como el Espíritu Santo nos ha dado la fe en todo lo que nuestro Dios hizo por nosotros. Dios en la época de Arrio no se quedó callado, Él actúo y permitió que la iglesia cristiana defendiera la esencia del Dios Trino por medio del credo Niceno, esta confesión de fe enseña que el veredero Dios es Trino, tres personas distintas, un sólo Dios verdadero y por esto nosotros somos confesionales para defender y enseñar la obra del Santo, Santo, Santo. Amén

Los Himnos:

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

25        A Dios supremo creador

63        A Dios demos gloria

66        ¡Al Dios de Abraham, loor!

71        Dad al Padre toda gloria

75        Jubilosos te adoramos

78        Señor, mi Dios

Culto Cristiano:

96-103 Himnos para la Santísima Trinidad

104-108 Doxologías

2          Alzaos, ¡Oh Puertas!

185      Naciones todas alabad

190      Sólo a Ti, Dios y Señor

193      De boca y corazón

263      Escuchad, Jesús nos dice (primera lectura)

264      Grato es contar la historia (primera lectura)

303      Dios os guarde siempre en santo amor

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