Domingo de Acción de Gracias
(Blanco)
Tema del día: Hoy resalta la importancia de compartir momentos de agradecimiento a Dios. Dar gracias por la Salvación que nos ha dado en Cristo Jesús y también la bendición del techo la comida y el vestido. En la historia del Samaritano aprendemos lo importante de agradecer a Dios por todos los beneficios.
La Colecta: Dios Padre misericordioso, que abres tu mano y colmas de bendiciones a todo ser viviente: Te damos gracias porque nos has permitido recoger de nuevo los frutos de la tierra; te suplicamos que hagas germinar la semilla viviente de tu Palabra sembrada en nuestros corazones para que en los abundantes frutos de justicia siempre te presentemos con agradecimiento. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén
La Primera Lectura: Deuteronomio 8:1-10. Son las últimas palabras de Moisés a los hijos de Israel. Durante su viaje a través del desierto de Egipto a Canaán, Dios les afligió y les probó con el propósito de enseñarles la importancia de su Palabra. Al prepararse para entrar en la tierra prometida, Moisés les exhorta a alabar al Señor su Dios, “por la buena tierra que te ha dado”
1Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. 2Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 3Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 4Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. 5Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. 6Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole. 7Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; 8tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; 9tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. 10Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.
El Salmo del Día: Salmo 100
Esta pequeña joya completa el grupo de salmos que describe el gobierno del Señor. Contiene dos invitaciones a adorar, cada una de ellas seguida por un razonamiento que respalda la razón para rendir culto. El gozo tan puro de este salmo lo ha hecho muy popular en la adoración cristiana.
Salmo de alabanza.
1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
3 Reconoced que Jehová es Dios;
El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.
La Segunda Lectura: 1 Timoteo 2:1-14. Es la exhortación de Pablo de orar los unos por los otros. Nos exhorta a recordar al os gobernadores en nuestras oraciones a fin de que “vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. Tales oraciones agradan al Señor cuyo desea máximo es la salvación de las almas.
1Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 5Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 7Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
8Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. 9Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. 11La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. 13Porque Adán fue formado primero, después Eva; 14y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Yo soy el Alfa y el Omega, el primero y el último, el principio y el fin. ¡Aleluya!
El Evangelio: Lucas 17:11-19. Las llamadas de auxilio de los diez hombres leprosos llegan a los oídos de Jesús. Respondiendo a sus peticiones, Jesús les envió a los sacerdotes para que fuesen declarados “limpios”. En el camino se curaron. Sin embargo, solamente uno volvió para dar gracias a Jesús. A éste respondió, “Levántate; vete; tú fe te ha salvado”
11Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
EN ACCIÓN DE GRACIAS DISFRUTEMOS LA JUSTIFICACIÓN Y SANTIFICACIÓN
En nuestro caminar con las Escrituras aprendemos muchas cosas que son importantes en nuestra vida de santificación. Cada uno de nosotros como creyentes estamos influenciados por Dios, con la justificación y la santificación. Nuestro comportamiento en oportunidades muestra que no entendemos esta combinación que esta sincronizada como dos engranajes que están perfectamente acoplados. Falla una, falla la otra. Esta historia de estos diez hombres leprosos nos explica este engranaje perfecto que viene de Dios y lo encontramos en las Escritura con muchas historias bíblicas y esta es una que nos señala bien como Dios trabaja en nosotros.
La lepra es una enfermedad que necesitaba un examen cuidadoso porque no todos estos casos pueden ser casos de lepra, es decir, de la enfermedad de Hansen como se la conoce hoy en día. La palabra del hebreo que se utiliza a lo largo del libro de Levítico se refiere a una amplia variedad de imperfecciones que pueden aparecer en la piel de las personas, así como también en la ropa o en la casa. Todo esto tenia un propósito de Dios por medio de la ley ceremonial, el pueblo necesitaba diferenciar entre lo puro y lo impuro. Por esto cuando una persona empezaba con una señal de posible lepra se exigía seguir los siguientes pasos: (1) la declaración de los síntomas generales, (2) la inspección por el sacerdote, (3) la declaración de los síntomas específicos sobre la cual el sacerdote basaba su conclusión, (4) el diagnóstico formal, y (5) el tratamiento prescrito. Los sacerdotes no solamente servían para hacer sacrificios, ellos también en estos casos cumplían la función de inspectores de salubridad determinando quien es puro y quien impuro. Una persona con lepra era diagnosticada como impura y con esto llegaba la aflicción. Y para el israelita, por supuesto, había razón para estar afligido. Un diagnóstico de impureza, podía ser tanto como una sentencia de muerte para el antiguo israelita, así como el diagnóstico de un tumor maligno avanzado lo puede ser para un paciente moderno. El leproso necesitaba tener “el rostro semicubierto” en hebreo es una palabra que significa “cubrir los labios”. El individuo que había sido declarado inmundo tenía que gritar: “¡Impuro! ¡Impuro!”, para impedir que otros lo tocaran y quedaran contaminados. Además, tenía que apartarse del campamento y vivir solo. Aunque hoy la gente muchas veces quiere “apartarse de todo”, los hijos de Israel sabían que vivir en sociedad significaba ser miembro del pueblo de Dios. Por lo tanto, vivir fuera del campamento era una condición muy penosa; significaba ser cortado de las bendiciones del pacto. Cualquiera podía contraer en cualquier momento una enfermedad de la piel que lo podría hacer impuro, y lo obligaría por el resto de su vida a separarse de su familia y de sus amigos. Sin embargo, no se podía permitir que el sufrimiento y el dolor de un individuo amenazaran el bienestar de la nación entera.
Si entendemos bien la enseñanza de la Biblia el pecado nos hace impuro, este pecado que hay en nosotros nos separa de una relación con Dios y también con el prójimo. Cuando hay un adulterio, el causante del mismo, no solo rompió el compromiso, sino que peca contra Dios y como consecuencia de su pecado queda apartado de su esposa y sus hijos, esta es la terrible consecuencia del adulterio. Igual sucede con una mentira, es otro pecado que ofende a Dios y hace que las personas con las cuales vivamos o compartamos se mantengan alejados de nosotros porque no creen nada de lo que hablamos. Pasa lo mismo con el robar o mostrar siempre avaricia, que también esto ofende a Dios, cuando somos así las personas que están a nuestro alrededor huyen de nosotros porque tienen desconfianza. Pero cuando pasamos por momentos difíciles como la economía, el no tener empleo o cualquier problema personal empezamos a dudar de la providencia de Dios y caemos en la idolatría confiando en brujos o en prácticas que son antibíblicas, hoy, en las redes sociales está creciendo el hablar de la prosperidad y como desbloquear nuestra vida de los problemas económicos usando la Escritura. Todo esto no es solo ejemplos que podemos encontrar, sino que es nuestro pecado, que nos hace impuros y merecedores de vivir fuera de la comunidad de los santos en el infierno eterno, por pecar en contra del primer mandamiento que es la base de los otros nueve mandamientos y por esto si fallamos en uno, fallamos en todos como lo hacemos cada día de nuestras vidas.
Esta historia nos conecta con tres eventos importantes, el primero, Jesús iba hacia Jerusalén, el propósito de este viaje era pasar la última semana de su vida allí porque en esa pascua iba ser el cordero sacrificado por nosotros. La sangre de Jesús nos limpió de toda impureza del pecado y nos ha dado el perdón de nuestros pecados y la redención que nos ha hecho hijos de Dios. El Segundo hecho importante lo vemos con los hombres leprosos cuando gritaron: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!. Ellos sabían que estaban excluidos de su familia y su pueblo. Y el tercer evento es con nosotros, al escuchar la Ley y la condenación de la misma solo nos queda gritar también: “ten misericordia de nosotros” y Jesús la tuvo por estos hombres, se sometió perfectamente a las ordenanzas ceremoniales de Dios al enviarlos que fueran a mostrarse al sacerdote. 14Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Jesús es Dios, y nunca pecó, siempre fue puro y vino a este mundo a limpiar a los impuros por el pecado con su vida perfecta, esto es la justificación, estos leprosos no hicieron nada para ser limpiados, sólo Jesús les limpio y nosotros somos limpiados también por la vida perfecta, el sufrimiento y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Por esto cuando estemos en presencia del Padre en los cielos, simplemente nos declarará inocentes, justificados por medio de la fe que es en Cristo Jesús.
Nueve de los diez leprosos limpiados no entendieron lo que había sucedido en sus vidas, pero uno que no es judío, samaritano nos enseña de la vida de Santificación, como el Espíritu Santo nos hace vivir: Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Este hombre entendió bien sobre todo el beneficio de ser limpiado por Jesús, los otros no fueron agradecidos y aquí es donde aprendemos de la vida de Santificación y como le ponemos freno al Espíritu Santo. Hay dos clases de creyentes, los que dejan que sea el Espíritu Santo quien les guie y los que constantemente le están poniendo freno en su vida de santificación. Por esto Jesús hizo el reclamo de donde estaban los otros nueve y dijo a este hombre algo más profundo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado. Este hombre era justificado al igual que nosotros y esto produjo en él agradecimiento. Es lo mismo que Jesús quiere que nosotros vivamos, tengamos vidas de agradecimiento y esto lo demostramos al amar nuestro matrimonio y familia, amando la fidelidad y la promesa de estar juntos hasta que la muerte nos separe. Por otro lado, nuestro Dios quiere que hablemos siempre la verdad, la biblia nos anima a hablar que todo sea si, si o no, no. No solamente diremos la verdad al predicar la sana doctrina, sino que también la diremos cuando estamos comunicándonos con otros. El respeto hacia el otro siempre se demuestra hablando con sinceridad. Por esto vamos a ser agradecidos con las cosas materiales que Dios nos ha dado, en el sermón de Moisés en la lectura de Deuteronomio mostró y agradeció a Dios por la providencia en el desierto. Dios nos da y cumple cada día con el techo, la comida y el vestido, seamos agradecidos con Dios orando aún por los gobernantes para que podamos trabajar y que nuestro dinero tenga valor en nuestro país, oremos para que nuestros gobiernos hagan políticas económicas que sean para el bienestar de todos. Por esto mis hermanos, nosotros mostramos agradecimiento a Dios, no solo dando gracias en nuestras oraciones sino también como vivimos dejándonos influenciar por el Espíritu Santo. Demos gracias a nuestro Dios por terminar este año litúrgico con acción de gracias por todo el alimento espiritual y material que nos ha dado. Amén.
Los Himnos:
Algunos himnos sugeridos:
Culto Cristiano:
324 Cantamos tu prez, Creador Poderoso
99 Con cánticos, Señor
47 Cristo vida del viviente
160 ¡Cuánta dicha la del hombre!
183 Gloria al Señor del Cielo
326 Por tus piedades mil
189 Ser infinito, Dios bondadoso
85 Venid con cánticos, venid
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