Cuarto domingo de Cuaresma
Contra la roca de la gracia se aplasta la condenación.
Tema del Día
Dios necesita comunicar continuamente el concepto de gracia a sus criaturas caídas. Puesto que nuestros corazones caídos y descarriados siempre dudarán y se resistirán a ella, Él debe revelarla y mostrarla siempre
Oración del día
Dios todopoderoso, Padre celestial, tus misericordias son nuevas cada mañana; y aunque sólo merecemos castigo, nos recibes como hijos tuyos y provees a todas nuestras necesidades del cuerpo y del alma. Concédenos reconocer de corazón tu bondad misericordiosa, darte gracias por todos tus beneficios y servirte con obediencia voluntaria; por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y siempre.
Primera lectura: Isaías 12:1-6
La condena sólo trae tristeza esta fue parte de la predicación del profeta, pero, Isaías también presenta al pueblo de Dios la buena nueva de la gracia de Dios. Aunque el linaje real de David quedaría reducido a un muñón, llegaría el día en que brotaría un retoño mesiánico.
1En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. 2He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. 3Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. 4Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. 5Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. 6Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Salmo 32
La Iglesia canta el Salmo 32 en los servicios que proclaman el perdón para el penitente. Es el segundo de los siete salmos penitenciales. En Romanos 4:6-8, Pablo utiliza los dos primeros versículos del salmo para demostrar que la doctrina de la salvación es la misma tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Martín Lutero dijo: «El Salmo 32 es una manera extraordinaria de enseñarnos lo que es el pecado, ya que nuestra razón no sabe lo que es el pecado y trata de satisfacerlo por medio de las obras. El salmo describe en cambio cómo una persona es liberada del pecado y declarada justa ante Dios. Aquí el salmista dice que incluso los santos son pecadores, y son santos o bendecidos sólo confesando sus pecados a Dios, sabiendo que son declarados justos a los ojos de Dios sólo por gracia, aparte de cualquier servicio u obra. En resumen, nuestra justicia se llama perdón de los pecados».
Salmo de David. Masquil.
1Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
3Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
4Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Selah
5Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Selah
6Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
7Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás.
Selah
8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
9No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
10Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
11Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
Segunda Lectura: Lucas 15:1-3,11-32
¿Cómo responde Dios a los que se oponen a su gracia o se enfadan por ella? Responde con más gracia. Lucas nos alerta sobre las circunstancias que llevaron a Jesús a contar las parábolas del capítulo 15.
1Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, 2y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
3Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
11También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Texto Sermón: Romanos 8:1-10
Si alguien opera bajo el control de la ley, sólo hay frustración y condenación. En Cristo Jesús, Dios ya condenó todo el pecado que existe en la carne humana. Como resultado, no queda ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús. Aun cuando Pablo sigue soportando su frustrante lucha como pecador, goza de la plena condición de santo.
1Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia.
HIJOS DE DIOS, EL ESPIRITU SANTO NOS HACE VIVIR CON VIDA Y PAZ
Pablo no fundo la congregación en Roma y tampoco la conocia, al escribir esta carta no solamente tenía el propósito de mostrar su deseo de visitarlos desde Corinto sino también el presentar la Ley y el Evangelio, además de esto, estaba en busca ayuda y apoyo financiero en conexión con la labor misionera que planeaba para España y el occidente. Pero todos nosotros sabemos que Pablo llego a Roma en medio de su encarcelamiento en Jerusalén y en su juicio que tardo mucho tiempo en ejecutarse pidió que lo trataran como romano por su nacionalidad por esto pidió un juicio con el emperador, el apóstol vivió dos años en una casa por cárcel en Roma y allí pudo seguir su ministerio hasta su muerte.
Pero tratando el tema de hoy, el mismo Pablo nos sirve como ejemplo para poder entender el mensaje que el Espíritu Santo nos está dando a través de estos versículos. Nosotros usamos nuestra razón para leer, entender y enseñar la Palabra, pero tenemos miedo de tener sentimientos con esta Palabra. Dios mismo nos dio sentimientos los cuales quiere que usemos de manera asertiva al leer la Palabra de Dios. Los sentimientos están llenos de emociones como la tristeza, vergüenza, la alegría, animo y esperanza. Cada uno de nosotros necesitamos vivir estas emociones cuando la Palabra de Dios está tratando con nosotros. La parábola del hijo pródigo nos presenta el sentimiento de vergüenza que tuvo este hijo al pelear con los cerdos para poder subsistir, después de tener todas las comodidades en su casa, el profeta Isaías habla en la lectura para hoy cual fue su sentimiento frente al enojo y la misericordia de Dios y David en medio de su impenitencia por su adulterio con Betsabé mostro su sentimientos que vivía en esos momentos difíciles espirituales 3Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. 4Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. (Salmo 32:3-4)
Pablo es claro al escribir Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne (verso 5) y, el ocuparse de la carne es muerte (verso 6) él sabía muy bien que era vivir en el pecado, que no es otra cosa que pensar y ocuparse en las cosas de la carne, Lucas al escribir Hechos de los apóstoles nos relata como vivía Pablo según la carne: 9Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; 10lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 11Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. (Hechos 26:9-11). La ley del pecado mostró a Pablo que no solo había pecado contra Dios, creyendo que Dios estaba equivocado, sino que esta falta de amor de Dios lo llevó a pecar contra el quinto y octavo mandamiento, no le importaba donde estaban los creyentes, solo buscaba que blasfemaran, que pecaran contra el segundo mandamiento y Pablo haciéndoles pecar en contra de Dios era merecedor de la muerte eterna. Es el momento que también veamos la Ley del Pecado en nuestras vidas: ¿dedicamos mucho tiempo con pensamientos vengativos, adúlteros y de libertinaje? ¿Pasamos mucho tiempo haciendo dinero para complacer nuestra carne pagando pornografía, comprando drogas, alcohol o juegos de azar? ¿Dedicamos horas hablando mal del prójimo? O ¿nuestra rebeldía no nos deja ver como pecamos contra todos los que Dios ha puesto como autoridad sobre nosotros? Realmente nosotros necesitamos tener en este momento un sentimiento de tristeza, culpa y vergüenza hacia Dios por no ser la Luz que ÉL nos ha mandado ser, por esto merecemos la muerte eterna por nuestra infidelidad a Dios, a su Palabra y la falta de amor hacia el prójimo, nuestro pecado merece ser condenado en el infierno por siempre Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:7-8).
Nosotros necesitamos no solo racionalizar estas palabras sino meterlas en el corazón, no estoy diciendo que volvamos nuestra vida cristiana una telenovela, pero sí que permitamos al Espíritu Santo usar nuestros sentimientos cuando escuchamos estas palabras: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:1-2) hemos sido librados del infierno, del castigo de Dios, esto produce en nosotros alegría, esperanza y lágrimas en nuestros ojos porque en este momento el diablo no puede acusarnos de nada, Jesús vino a este mundo con un propósito claro: 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne (Romanos 8:3). Jesús en su vida sufrió muchas tentaciones de parte de su carne, pero nunca pecó porque es Dios y vivió perfectamente por nosotros cumpliendo cada mandamiento y lo atribuyó a cada uno de nosotros, Jesús fue perseguido por todos los líderes religiosos, políticos y muchos judios de Israel en sus tiempos, pero Él nunca les deseo el mal, siempre trato con ellos para salvarlos predicando fielmente la Ley y el Evangelio. En la Cruz condenó el pecado porque allá sufrió el castigo que nosotros merecemos y ahora nosotros no tenemos ninguna condenación por su bendita sangre que nos ha limpiado nuestra carne pecaminosa. Esto nos lleva a no ocuparnos más en las cosas de la carne sino en las del Espíritu, la obra de Jesús hecha por cada una de nosotros nos lleva a tener un gran sentimiento de agradecimiento a Dios y por esto necesitamos ver la actitud del hijo pródigo, la de Pablo, de David, gritar de alegría y con lágrimas en nuestros ojos porque tenemos la promesa y la esperanza de la vida eterna. Cierra tus ojos y piensa en este lugar que nos espera: Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron (Apocalipsis 21:4).
Pero mientras llegamos al cielo vamos a dejarnos contagiar de estos sentimientos de Pablo por medio de estas preguntas retóricas: 33¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:33-35) Por esto vamos a dedicarnos a las cosas del Espíritu que es vida y paz. Y ¿esto que quiere decir? Pablo nos responde esta pregunta con la finalización de estos versos: 9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. (Romanos 8:9-10)
¡Hermanos! Vamos a empezar desde este momento a dedicar el tiempo necesario para alimentar nuestra alma, porque el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros no solo nos enseña lo que hizo Jesús, sino que también nos guía al vivir en este mundo. Necesitamos saber que hemos muerto al pecado y esto no es otra cosa que vivir como luz en este mundo. Todos nosotros tenemos diferentes relaciones en este mundo, la relación con nuestra familia vamos a meterle todo el corazón para que tengamos relaciones familiares guiados por la paciencia, el amor y el perdón. Nuestro matrimonio necesita ser muy importante para nosotros y por esto la fidelidad, hablar con la verdad, el amor y perdón son cualidades espirituales que el Espíritu Santo nos ha dado para practicarlo con la persona que estaremos compartiendo la vida hasta que la muerte nos separe. En nuestros empleos es importante que seamos conocidos por la puntualidad, honestidad y calidad en hacer nuestro trabajo porque de esta manera mostramos que vivimos guiados por el amor de Dios. En nuestra congregación vamos a ser fieles a la Palabra de Dios porque sin esta fidelidad no tuviéramos la doctrina limpia dándole toda la gloria a Dios y esto nos lleva a tener bienestar espiritual con cada uno de los hermanos en la fe, porque nunca podemos olvidar que con ellos vamos a disfrutar la eternidad alabando a nuestro Dios Trino, por esto dejemos que el Espíritu Santo quite de nosotros toda malicia, tropiezo y toda ofensa que podamos cometer contra Dios y el prójimo y que estas actitudes pecaminosas sea cambiado por verdad y paz, es lo que vivió Pablo al ser perdonado, y al escribirlo inspirado por el Espíritu Santo mostró la fidelidad del Dios verdadero en nuestra vida y la cual estamos viviendo en este tiempo de Cuaresma y seguiremos compartiéndola por siempre. Amén
Comentarios recientes