Quinto domingo de Pascua

El amor desinteresado marcha victorioso sobre la autoglorificación.

Tema del Día

Hoy por la obra del Espíritu Santo somos capaces de escuchar las palabras de Jesús de una manera que sus oyentes originales no podían. Miramos las palabras de Jesús anteriores a la resurrección a través de una lente posterior a la resurrección. Los principios del reino de Jesús siempre parecerán invertidos. Sin embargo, la resurrección de Jesús demuestra que cuando miramos la vida como él nos enseña a hacerlo, la vemos como realmente es. Quizá en ningún lugar sea esto más cierto que en lo que las palabras de Jesús nos enseñan hoy: el amor desinteresado es un camino más excelente que la autoglorificación.

Oración del día

Oh Dios, que formas las mentes de tu pueblo fiel en una sola voluntad. Haz que amemos lo que tú mandas y deseemos lo que tú prometes, para que, entre los muchos cambios de este mundo, nuestros corazones anhelen siempre las alegrías duraderas del cielo; por tu Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y siempre. Amén

Primera lectura: Hechos 11:1-18

Aunque los cristianos ya han sido glorificados a través de la fe en Jesús, siguen teniendo la tentación de buscar la autoglorificación en sus relaciones con los demás. En los primeros días de la Iglesia, los cristianos judíos tenían la tentación de considerarse superiores a los conversos gentiles. Esto era especialmente cierto mientras estos gentiles conversos mantuvieran costumbres (como los hábitos alimenticios) que los judíos consideraban impuras o no adoptaran costumbres (como la circuncisión) que los judíos consideraban necesarias.

1Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, 3diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos? 4Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo: 5Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. 6Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. 7Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. 8Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. 9Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 10Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. 11Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea. 12Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón, 13quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. 15Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. 16Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. 17Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? 18Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!

Salmo 145

La Iglesia canta el Salmo 145 en los servicios que celebran el poder y el amor de Dios demostrados entre su pueblo. El salmo es un acróstico alfabético, en el que cada versículo comienza con la siguiente letra del alfabeto hebreo. Martín Lutero dijo: «El Salmo 145 es un salmo de agradecimiento por el reino de Cristo. Encomia la excelsa actividad de alabar a Dios y de glorificar su poder y su reino. El reino y el poder de Cristo están ocultos bajo la cruz, donde ayudó a los caídos, llamó a sí a los necesitados, hizo piadosos a los pecadores y resucitó a los muertos. ¿Quién lo sabría si no se predicara, enseñara y confesara? Sí, Cristo también da de comer a todos, atiende la llamada de los creyentes, hace lo que desean y los protege.»

Salmo de alabanza; de David.

1Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,

Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.

2Cada día te bendeciré,

Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.

3Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza;

Y su grandeza es inescrutable.

4Generación a generación celebrará tus obras,

Y anunciará tus poderosos hechos.

5En la hermosura de la gloria de tu magnificencia,

Y en tus hechos maravillosos meditaré.

6Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,

Y yo publicaré tu grandeza.

7Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,

Y cantarán tu justicia.

8Clemente y misericordioso es Jehová,

Lento para la ira, y grande en misericordia.

9Bueno es Jehová para con todos,

Y sus misericordias sobre todas sus obras.

10Te alaben, oh Jehová, todas tus obras,

Y tus santos te bendigan.

11La gloria de tu reino digan,

Y hablen de tu poder,

12Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos,

Y la gloria de la magnificencia de su reino.

13Tu reino es reino de todos los siglos,

Y tu señorío en todas las generaciones.

14Sostiene Jehová a todos los que caen,

Y levanta a todos los oprimidos.

15Los ojos de todos esperan en ti,

Y tú les das su comida a su tiempo.

16Abres tu mano,

Y colmas de bendición a todo ser viviente.

17Justo es Jehová en todos sus caminos,

Y misericordioso en todas sus obras.

18Cercano está Jehová a todos los que le invocan,

A todos los que le invocan de veras.

19Cumplirá el deseo de los que le temen;

Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

20Jehová guarda a todos los que le aman,

Mas destruirá a todos los impíos.

21La alabanza de Jehová proclamará mi boca;

Y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre.

Segunda lectura: 1 Corintios 13:1-13

No sólo los cristianos judíos siguen cayendo en la trampa de la autoglorificación. La misma tentación asolaba a la congregación mayoritariamente gentil y muy diversa de la cosmopolita Corinto. Irónicamente, lo que había unido a judíos y gentiles en el encuentro de Pedro con Cornelio era la causa de la división en Corinto. Algunos cristianos recibieron dones específicos del Espíritu, como el de hablar en lenguas, y otros no. Como resultado, los cristianos con estos dones se consideraban superiores a los que no los tenían.

1Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Texto Sermón: Evangelio de Juan 13:31-35

Los discípulos de Jesús cayeron con frecuencia en la trampa de la autoglorificación. Discutían sobre quién de ellos era el más grande, incluso la noche antes de la muerte de Jesús. Sin embargo, ésa fue también la noche en que Jesús los liberaría de esa trampa para que vivieran una vida de amor desinteresado.

31Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. 32Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará. 33Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. 34Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

LA PASCUA SELLA EL AMOR DE DIOS EN NOSOTROS

Todos nosotros al iniciar este camino de ser cristianos conectados con la Biblia pensábamos que los 12 apóstoles que Jesús llamó, preparó y envió eran personas muy diferentes a cada uno de nosotros. Es más, la mayoría de nosotros venimos de la identidad espiritual católica romana donde nos enseñaron que estas personas eran santas porque llevaron vidas de obediencia a Dios, es por esto que hay imágenes de yeso que representa a los apóstoles y detrás de todo esto la idolatría. Pero también creíamos que Jesús les escogió por ser mejores personas que otros, pero al leer las Escrituras nos damos cuenta que no era así, hoy hablando del amor ágape que hemos recibido y que Dios quiere que demos a los demás nos damos cuenta que los apóstoles al igual que nosotros no somos los mejores en practicar este amor.

Estas palabras Jesús las dijo el jueves santo en el aposento alto donde celebró e instituyó la santa cena y también el evangelista Juan nos presenta el sermón que predicó esa noche nuestro Señor y Salvador, pero después que salieron de allí podemos ver tres acontecimientos que nos presentan la falta de amor entre los discípulos. (Lucas 22:24) no dice que después que salieron sucedió esto: Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero también el pasaje de Juan nos presenta la situación de Judas Iscariote, que salió del lugar donde estaba con los apóstoles y Jesús para terminar su plan y entregar a su Señor, pero lo más triste que sucedió en este aposento alto fue como Judas lo uso el maligno: Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. (Juan 13:27). Pero nos falta hablar de un personaje más que estaba sentado a la mesa con Jesús, Pedro, quien después de salir de allí con Jesús al monte Getsemaní, luego de cortar la oreja a Malco demostrando mucho ímpetu de defensa, pero minutos después negó conocer a Jesús. Jesús termina esta predicación con estas palabras: 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. ¿Los apóstoles estaban demostrando ese amor los unos con los otros? No, solo vemos su pecado en contra del amor dado por Jesús a ellos, su carne pecaminosa los llevo a pecar en contra del primer, tercer y quinto mandamiento, solo el egoísmo y la envidia hicieron parte de su respuesta al amor de Jesús a ellos.

Pero, nosotros que también conocemos el amor de Jesús, no somos mejores que los apóstoles en ese día, el egoísmo y la envidia está al orden del día. Siempre estamos poniendo tropiezo al evangelismo, no queremos hacerlo y criticamos a los hermanos que lo hacen, ese fue el problema que nos presenta el texto de Hechos para hoy, llamarón a Pedro desde Jerusalén porque había estado en casa de gentiles. Pero también nosotros vemos nuestra manera de vivir, las contiendas, los gritos, los chismes, las divisiones que hacemos con nuestras actitudes no solo dividimos nuestra congregación sino que también es lo que mostramos a los demás y por esto nuestro pecado nos impide mostrar como amarnos los unos a los otros y hoy podemos hablar de algo más que nos presenta la carta a los corintios, como el mal uso de los dones nos lleva a creernos que somos mejores que otros, olvidando que Dios nos ha dado estos dones para su servicio y no para buscar que las personas nos sirvan o idolatren, todo esto muestra que la iglesia de Cristo es débil, pecaminosa y muchas veces con nuestros propios planes, los cuales nos llevan a pecar igual que los apóstoles y por esto cada uno de nosotros merecemos la muerte eterna.

Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Esto no es solo palabras, es acción, lo que Jesús hizo por sus apóstoles y por cada uno de nosotros. Jesús nos amó perfectamente porque buscó a cada oveja perdida, que somos nosotros, Él miro nuestra vida de pecado por nuestra falta de amor a Él y al prójimo y vino a Salvarnos. Fue criticado y perseguido por los fariseos porque entro en casa de publicanos, se sentó en la misma mesa con pecadores y prostitutas, estos eran considerados como las personas de menos valor en Israel, pero Jesús con su vida mostró que vino a buscar al que estaba enfermo por el pecado, nosotros estamos incluidos en ese listado. Buscó y perdonó a una mujer prostituta, llamó a un hombre publicano para que fuera su apóstol, curo a personas con lepra y ayudo a los más necesitados y todo esto lo hizo no solo por amor sino para destruir las obras del diablo. Jesucristo el justo vivió perfectamente para que nosotros hoy seamos perdonados. Pero también mostró como Dios le iba a glorificar y como Él glorificaría a Dios en su muerte, los apóstoles no le iban a ver por tres días, pero después de su ascensión al cielo no le verían más. Pero hay algo más triste, muchos judíos que le rechazaron y no creyeron en Él no podrían ver a Jesús. Pero sus apóstoles y nosotros por medio de la fe vemos como en la cruz Jesús mostró su amor hacia cada uno de nosotros y por esto Pablo al escribir a los Romanos mostró el sentimiento de Dios con la muerte de Jesús: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8). Tenemos hoy el amor de Dios en nuestras vidas donde hemos sido rescatados del castigo eterno y ahora el Espíritu Santo solo nos guía en este amor que Jesús nos dio a cada uno de nosotros.

Ahora este amor ágape nos guía a cada uno de nosotros, donde nuestra vida siempre conectada con Dios y su Palabra nos lleva a dejar que sea el Espíritu Santo quien nos siga guiando. Tiempo después la misma Biblia nos presenta a un Pedro guiado por el Amor Ágape defendiendo el evangelismo a los gentiles y por esto dijo: Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? (Hechos 11:17). Los demás apóstoles entendieron después que el reino de Dios no era terrenal, ni de ocupar lugares de prestigio sino de pertenecer y trabajar para el servicio para todos guiados por el amor Ágape, por esto Jesús antes de ir a los cielos les dijo: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. (Hechos 1:8) y al estudiar Hechos de los apóstoles nos damos cuenta como sirvieron a Dios y al prójimo llevando el Evangelio tal como Jesús les mandó. Nosotros tenemos este mismo tesoro, el Evangelio, el Espíritu Santo nos lleva a vivirlo practicando el amor Ágape haciendo evangelismo de manera personal o como congregación y al dar nuestras ofrendas apoyamos el ministerio de la iglesia para llevar el mensaje de salvación a otros que nosotros no podemos llegar de manera personal. También mostramos amor al orar por las necesidades de los demás poniendo sus peticiones por encima de las nuestras, mostramos este mismo amor Ágape mostrando al hermano en la fe y al prójimo una manera de vivir en la cual siempre mostramos que Cristo está en nuestras vidas: sometiéndonos unos a otros, hablando la verdad, cuidando la vida y orando por los matrimonios, cuidando las propiedades del prójimo y mostrando siempre que el Evangelio es nuestro Tesoro. Por esto mis hermanos, cada uno de nosotros tenemos una motivación que viene del cielo, el Evangelio, este nos hace vivir conectados con el mismo Dios para que muchos conozcan el verdadero Amor. Amén

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